La rehabilitación de una casa que tiene más de cien años de historia es una tarea complicada en la que hay que buscar siempre el equilibrio entre mantener la esencia del edificio y renovar todo lo que sea necesario para adaptar la vivienda a las necesidades y las tendencias de hoy en día.
El arquitecto Tiago do Vale lo ha conseguido en esta casa de Braga en Portugal, que podéis ver en la foto sobre estas líneas. Se trata de un edificio de tres plantas del siglo XIX que, tras la reforma, se ha convertido en una actual vivienda minimalista en el corazón de la ciudad.
En el edificio se nota la influencia que tuvo la cultura brasileña en la arquitectura portuguesa del siglo XIX. Es un edificio de proporciones estrechas con ventanas altas y los techos son inclinados. Teniendo en cuenta el interés histórico del edificio, el arquitecto quiso mantener su identidad pero al mismo tiempo trató de darle más luz y de convertirlo en un espacio más funcional.
En la zona baja nos encontramos con los espacios comunes y el grado de intimidad aumenta a medida que subimos las escaleras. Para conseguir mayor claridad en la vivienda se han abierto los espacios y se ha dado un gran protagonismo al color blanco. Aunque en las zonas de trabajo está contrastado con los tonos más oscuros del mobiliario.
La zona de trabajo que podemos ver en la foto sobre estas líneas es sensacional. Pocos podemos contar en casa con una oficina casi completa por falta de espacio. Mesas amplias, sillas confortables y un gran espacio de almacenaje, como podemos ver en la foto sobre estas líneas es el sueño de muchos de los que tienen que hacer desde casa parte o todo su trabajo.
La cocina que incluye la zona de comedor, se caracteriza al igual que el resto de la vivienda, por el predomino del color blanco que combinado con la madera natural en el suelo proporciona un ambiente cálido y agradable.
En la foto sobre estas líneas podemos ver el cuarto de baño realizado completamente en mármol. Resulta muy elegante, aunque he de reconocer que para mi gusto le falta un poco de color. Está en consonancia con el resto de la vivienda, pero aunque a mi me gusta el blanco, es cierto que me gusta más en las zonas en las que combina con madera o elementos de otro color.
Y terminamos nuestro recorrido por esta bonita vivienda en el dormitorio en la parte más alta de la casa, uno de los rincones más especiales y más espectaculares de la casa. Apuesto a que no os la habíais imaginado así al ver la primera foto de la fachada restaurada del siglo XIX, yo tampoco.
Resulta muy curioso ver el contraste entre el estilo de la fachada y el color que se ha utilizado para pintarla, con el interior minimalista y en colores neutros del interior. Sin embargo, aún a pesar de lo diferente de los estilos, es precisamente ese contraste el que proporciona el equilibrio buscado entre tradición y modernidad.
Vía | Notcot y Archidesign Club Fotos | João Morgado Más información | Tiago do Vale En Decoesfera | Puertas abiertas: rehabilitación de una vivienda llena de contrastes en Carnota
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