En la zona este de los Alpes y situado entre sus montes más altos como el Grossglockner o el Hinteregger Kogel se sitúa el parque nacional más grande de Europa Central.
En estas laderas los antepasados de Katharina Hradecky tenían un pasto de montaña desde el siglo XVI. En 1903 la bisuela de Katharina compró una taberna y junto con la granja lo convirtió en un hospedaje y todo ello, casi 80 años antes de que se creara el parque nacional.
Ya entonces, al lugar acudían visitantes atraídos por la fascinación y la espectacularidad del valle y las montañas que siguen igual desde entonces.
Es el hotel y el tipo de alojamiento lo que ha cambiado significativamente, mientras que a principios del siglo XX ofrecía una "habitación encantadora" y siete colchones de paja, los huéspedes de hoy tienen la opción de elegir entre una 39 habitaciones de calidad.
La bisnieta de Katharina, la cuarta generación, dirige ahora el hotel Hinteregger que recientemente ha sufrido su última transformación física pasando de un alojamiento anticuado y oscuro a un hotel que mira al espectacular valle y que ofrece diseño en todas sus estancias.
De la espectacular transformación que se ha ido haciendo en distintas fases, se ha encargado el estudio Madritsch + Pfurtscheller en quien la familia confió porque habían realizado alguna reforma en casas del valle.
Los arquitectos han ido convertido las ideas de los propietarios en una realidad durante más de una década que es el tiempo que lleva en fase de renovación.
Una renovación completa y bien calculada, paso a paso, en la que se han sumado diez fases de construcción hasta la fecha en lo que los arquitectos denominan "construcción como una serie de intervenciones fluidas".
La gran reforma comenzó en el 2007 al adquirir edificaciones contiguas al hotel (como el antiguo cine y teatro del pueblo), y transformarlo en habitaciones de huéspedes.
El deseo de los propietarios era crear un ambiente en el que dominasen los materiales naturales y las vistas panorámicas.
El edificio original debía conservarse y permanecer visible por razones históricas pero el hotel necesitaba una zona de bienestar o wellness.
Para este propósito, Madritsch y Pfurtscheller previeron una conversión radical del espacio antiguo que ocupaba dos plantas. Se crearon dos pisos modernos con habitaciones de diferentes tamaños y con la madera como protagonista. Se agregaron muebles modulares, accesorios y grandes ventanas panorámicas, lo que brinda a las habitaciones una sensación cómoda y despejada y maravillosas vistas al paisaje de montaña.
En las habitaciones de las dos plantas superiores, así como en la zona wellness de la planta baja, (o que antes era el antiguo cine), la zona de spa se abre a una gran terraza y al jardín. Desde 2013, una piscina tipo estanque con impresionantes vistas está disponible para que los huéspedes puedan nadar.
Otra de las importantes reformas que se ha llevado a cabo es el nuevo restaurante comedor creado en 2011 y que ocupa la parte "nueva". Frente al edificio original, Madritsch y Pfurtscheller****** han erigido un gran panel de vidrio de una sola planta. En el interior, el comedor es agradablemente tranquilo y simple. Los suelos y muebles de roble son discretos y mejoran la atmósfera de la sala y el impacto de **la iluminación de alta tecnología del hotel.
Por último en la zona de transición entre el antiguo edificio y la antiguo ala de cine, cinco habitaciones han sido completamente renovadas y extendidas hacia arriba, de una planta. Las habitaciones se sitúan detrás de un panel de chapa blanca, que cubre el nuevo cuerpo y las grandes habitaciones se ocultan por el cristal detrás de él. El panel de chapa permite disfrutar de maravillosas vistas y los cambios de la iluminación, pero sin ser vistos (imagen de portada).
La mezcla entre el edificio tradicional y los elementos modernos queda muy marcada como un símbolo de los nuevos tiempos modernizadores de la tradición pero sabiendo convivir con ésta. De hecho, las mejores tradiciones como el huerto de la antigua granja se sigue manteniendo para abastecer al restaurante y lo cuida la madre de Katharina.
El "Hinteregger" es en definitiva un hotel moderno pero con un maravilloso ambiente familiar en donde sigue reinando la típica hospitalidad austríaca: personal, sincero, atento y de buen gusto sin excesos ni extravagancias.
Información vía Urlaubsarchiktektur
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