Al más puro estilo de los famosos lofts que distinguen el neoyorquino barrio de Tribeka y que tantas veces hemos visto en películas y series de televisión, la reforma de este maravilloso loft en el barrio de Gràcia (Barcelona) es obra del estudio PPT Interiorismo.
Con una superficie de 110 metros cuadrados, la vivienda está formada por salón-comedor, cocina, dos dormitorios, cuarto de baño y patio interior. El loft destaca por su fuerte personalidad, forjada a base de una buena mezcla de materiales, mobiliario y detalles cuidadosamente escogidos.
La arquitectura interior es la típica de un loft, solo cocina y baño están compartimentados, con doble altura y ausencia de paredes. Esta circunstancia ha requerido de otras estrategias para diferenciar las estancias entre sí, únicamente con el uso de distintos materiales y acabados.
La continuidad estética en toda la planta baja se consigue gracias al elegante mármol verde que viste absolutamente todo el suelo, incluso de la cocina y el baño.
Entre lo industrial y lo doméstico, se ha generado un interesante juego de contrastes en toda la vivienda. En la zona de día se pueden ver las vigas originales de madera y la estructura metálica que cruza el techo altísimo del salón. También se muestran las paredes en bruto de ladrillo visto.
En contraposición, el rosa es protagonista en las paredes del dormitorio principal. Destaca por su ambiente íntimo y cálido, lleno de luz natural proveniente del patio. El cabecero de suelo a techo se ha diseñado a medida, en fibras naturales, y queda flanqueado por dos luminarias colgantes doradas y sendas mesillas de noche de madera, de formas curvas y patas ligeras.
En el salón, como indiscutible conductora de calidez, se ha apostado por la madera natural en el mobiliario realizado a medida. Una chimenea metálica hasta el techo interrumpe el mueble bajo, que va de pared a pared, y nos pone en contexto del pasado industrial del edificio.
Finalmente, si hay algo que hace aún más peculiar este loft es que su cocina es un espacio independiente en la zona de día. No está a la vista, ni cuenta con una isla, ni pretende ser un espacio donde socializar. La cocina, con mobiliario de líneas puras en acabados verde y blanco, queda cerrada y camuflada tras una puerta corredera de madera, ubicada cómodamente junto a la zona del comedor.
En la planta baja, la escalera que sube a la entreplanta se intuye a través de una librería en el mismo tono claro de madera natural. En este espacio superior, abierto y lleno de luz natural, se ubica un estudio con zona de despacho, librería y una cama individual. Aquí se ha optado por un interiorismo joven, desenfadado y austero, con un ambiente intencionadamente más espartano que el del dormitorio principal. ¿Qué os parece el resultado?
Fotos | Enric Badrinas
Más información | PPT Interiorismo
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