El estudio de arquitectura Ramos Bilbao fue el encargado de este proyecto, cuyo principal reto era crear una vivienda de ambiente acogedor e identidad individual dentro de un complejo residencial comunitario.
Las Casas Loyola, es así como se llama la propiedad, fueron, desde el inicio, un proyecto repleto de retos. En primer lugar, el terreno sobre el que se encontraba el complejo, y su distribución influenciada por la explotación urbanística, limitaba las zonas exteriores de recreo, así como las entradas de luz natural. Por otro lado, se sumaba la voluntad de brindar a las viviendas un carácter independiente, pese a pertenecer a un complejo residencial de casas adosadas.
Sendos factores supusieron todo un proceso de experimentación volumétrica y de interiores por parte del equipo de diseñadores, quienes tuvieron que pensar hasta el último detalle para brindar calidez a la vivienda y privacidad al área del jardín.
Accediendo a la casa, destaca el protagonismo del blanco, presente tanto en el mobiliario como en paredes y accesorios decorativos. Una elección que, sumada a los grandes ventanales alojados en la zona del comedor, potencia la entrada de luz en la vivienda, dando lugar a un espacio más amplio y luminoso. Por otro lado, la elección de un pavimento de madera aporta calidez, añadiendo ese toque hogareño que demandaban los propietarios.
Esta atmósfera de sencillez y pulcritud se traslada también a la cocina, estrechamente conectada con la sala de estar, donde los diseñadores eligieron HIMACS como material principal para diseñar la zona central y el fregadero integrado. La piedra acrílica resulta un aliado idóneo, ya que su resistencia y ausencia de porosidades garantiza la máxima higiene y seguridad en la cocina, una estancia donde dichos factores son cruciales.
La zona central, diseñada en forma de L, conecta las estancias a ambos extremos de la cocina, funcionando como una suave transición en la planta baja de la vivienda. Con múltiples opciones de almacenamiento, incluye también una pequeña zona de barra.
Colocados justo en frente de la zona central, la cocina cuenta con armarios altos, diseñados de forma totalmente lisa, sin tiradores, aportan armonía y evitan el ruido visual que muchas veces generan las despensas o las zonas de pequeños electrodomésticos.
En los exteriores, en cambio, como se ve en la foto de portada, destaca una fachada de inspiración industrial, recurriendo al uso de materiales de una estética más brutalista y primitiva, como el hormigón. La distribución del jardín, por otro lado, bordea la silueta en forma de L de la planta baja, eliminando los problemas de privacidad entre vecinos. ¿Qué os parece el resultado?
Fotografías | © Pedro Pegenaute
Más información | Himacs, Ramos Bilbao Arquitectos y Superficies Sólidas S. Microcooperativa
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