Cómo responden los distintos materiales de una vivienda en caso de incendio

Cómo responden los distintos materiales de una vivienda en caso de incendio

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Cómo responden los distintos materiales de una vivienda en caso de incendio

Todos nos hemos quedado ayer tristemente sorprendidos con la noticia del incendio de la Torre Grenfell en Londres. Afortunadamente no es habitual ver un incendio de esa magnitud en un edificio de viviendas y aunque lo que corresponde ahora es una investigación exhaustiva para aclarar lo sucedido, muchas son las dudas que surgen en torno a los materiales de construcción, especialmente los revestimientos.

En todas las casas hay materiales que arderían en caso de incendio, en realidad, casi todos pero, aún siendo así, obviamente algunos son más resistentes al fuego que otros. No vamos eliminar por completo el riesgo de incendio con ningún material, pero lo que sí es posible es reducir enormemente la velocidad de su propagación en caso de que este se produzca. Así que vamos a ver que opciones hay en relación con la combustión de materiales.

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  • Hormigón: es sin duda uno de los materiales más resistentes y hoy en día hay técnicas químicas para incluir en él aditivos que hagan que su comportamiento sea aún mejor en caso de incendio, incrementando el nivel de seguridad y minimizando daños.

  • Ladrillos: son resistentes al fuego y a temperaturas muy elevadas, el problema con ellos puede estar en el material utilizado para unirlos entre sí.

  • Madera: es un material siempre combustible pero en mayor o menor medida dependiendo de su densidad. Con todo, la madera se suele utilizar en el suelo que es la zona de la casa con menos riesgo en caso de incendio. El fuego suele extenderse hacia techo y paredes y si bien es cierto que también se emplea en marcos o puertas estas son superficies menores. Además existen tratamientos para convertir la madera en ignífuga, ampliamente utilizados en interiorismo y construcción, en este caso es fundamental hacer las correspondientes revisiones y el mantenimiento periódico asociado a este tipo de tratamientos.

  • Vidrio: no arde en un incendio, pero el riesgo en él está en que puede romperse fácilmente si la temperatura sube mucho a consecuencia de las llamas lo que implicaría peligro por cortes y lesiones y también supondría una mayor entrada de oxígeno del aire que avivaría el fuego. Utilizar doble vidrio o vidrio templado es una buena solución para garantizar mayor seguridad en este sentido.

  • Metales: son incombustibles, pero si a consecuencia del incendio las temperaturas llegan a ser muy elevadas pueden doblarse y hacer que ceda la estructura que soportan. En ese sentido el acero es más resistente, por ejemplo, que el aluminio.

  • Revestimientos cerámicos: son incombustibles y igual que sucede en el caso de los ladrillos el único riesgo en ellos puede estar en el material con el que se hayan unido a la superficie sobre la que se encuentran y en sus juntas de unión.

  • Papel pintado: obviamente es combustible y con el agravante añadido de propagar el fuego a lo largo de toda la pared en la que esté colocado, si bien hay que tener en cuenta que si se trata de un papel fino arderá rápido y su efecto en la propagación del incendio será bajo, sin mayor importancia si el soporte en el que está instalado es incombustible. Los papeles pintados son más peligrosos en caso de incendio cuanto más gruesos sean.

  • Corcho: también es combustible y es recomendable proteger su superficie mediante un tratamiento de ignifugación revisado periódicamente si se utiliza como revestimiento en alguna superficie amplia de una vivienda.

  • Plástico: combustible y uno de los más peligrosos por la toxicidad del humo que desprende al arder. Debe ser evitado en la medida de lo posible en grandes superficies.

  • Tejidos: son combustibles y por lo tanto no es recomendable que ocupen superficies muy grandes. Al igual que sucede con el papel los tejidos más ligeros son menos peligrosos que los gruesos, su combustión es más rápida e tiene por lo tanto una menor incidencia en la propagación de las llamas. Sin embargo, un tejido grande y grueso puede ser de ayuda para apagar el incendio en origen si, por ejemplo, comienza en el horno o en la cocina... Si tapamos el foco con rapidez, con una alfombra o una manta pesada, es posible que lo sofoquemos por falta de oxígeno y no se extienda.

  • Placas de yeso: en principio son incombustibles, pero en ocasiones esas placas de yeso llevan mezcla de cartón. Aquí, como en otros muchos casos, en la calidad está la clave y la calidad suele ir en relación directa con el precio. Buscar el equilibrio justo entre seguridad, calidad, presupuesto y estética no siempre es fácil y en ocasiones la balanza se inclina en un sentido que deja a los habitantes de una vivienda desprotegidos sin que sean plenamente conscientes de ello.

  • Pinturas y barnices: los hay combustibles, inflamables y tóxicos, pero también los hay incombustibles. La cuestión aquí es sencilla, las incombustibles son claramente una mejor opción, aunque el precio se incremente.

A la hora de decidirse por unos materiales u otros hay que tener en cuenta otros factores como otras medidas de protección contra incendios que haya en el edificio. Si el edificio cuenta con aspersores o rociadores que se activen de forma automática en caso de incendio, podremos arriesgar un poco más en lo que a materiales se refiere. Si el edificio no cuenta con medidas de protección entonces la elección de materiales incombustibles es clave para garantizar la seguridad.

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