La nueva distribución de la casa es uno de los aspectos cruciales de toda reforma. Muchas decisiones se pueden posponer, otras tienen arreglo a posteriori, pero mover tabiques e instalaciones son palabras mayores, así que es importante contar con un buen asesoramiento a la hora de diseñar la distribución.
Siempre he defendido que en este campo los arquitectos jugamos con ventaja gracias a la formación recibida, no sólo en cuanto a conocimientos técnicos se refiere, sino también para visualizar espacios, manejar la composición y la geometría o ser capaces de ver más allá de lo convencional.
Es cierto que mucha gente confía más en su propio criterio para distribuir su casa, incluso le disgusta que alguien le diga lo que quiere, pero en la mayoría de los casos, como el que hoy nos ocupa, las mejoras que aporta la visión de un profesional suelen ser evidentes.
La vivienda que vamos a reformar es de mediados del siglo XIX en el barrio de Ruzafa en Valencia. Se trata de un quinto piso de planta rectangular, que da por el suroeste a una calle no muy ancha, y por el sureste a un gran patio de manzana. Tiene la peculiaridad de no tener patios interiores, por lo que la zona central es muy oscura.
En la distribución original las zonas húmedas de la casa, como el baño y la cocina, se encuentran en la zona posterior, lo que supone un pequeño desafío a la nueva distribución. Además, hay una serie de pilares que entorpecen bastante, por lo que la propuesta inicial que había pensado la dueña de la casa era bastante extraña.
Como se puede ver en el plano, se mantiene el baño y la cocina en la misma zona de la casa. Se tiran varios tabiques para hacer un salón-comedor completamente interior, así como un vestidor, mientras que las dos estancias que dan a la calle se transforman en la habitación principal y la de invitados.
En mi opinión, es un despropósito de distribución. El motivo no es otro que el espacio principal de la casa no tiene entrada directa de luz ni goza de las mejores vistas. Además, en la medida de lo posible es mejor que las zonas de día den a la calle, mientras que las de noche deben estar en la parte más alejada de la calle, por aquello de intentar aislarse del mundanal ruido para dormir.
Así que mi labor era tratar de cumplir el mismo programa, que incluye dos habitaciones --una con vestidor--, un salón comedor, un baño con bañera de hidromasaje y ducha y una cocina semiabierta con barra americana, solo que tratando que las cosas encajaran un poco mejor.
La propuesta de distribución cumple absolutamente todos los requisitos planteados, y añade también una pequeña terraza cubierta, pero lo más importante es que se han conseguido jerarquizar y ordenar los espacios, con un salón rectangular con dos balcones a la calle y una cocina semiabierta que aprovecha esa luz.
Al otro lado de la casa, las dos habitaciones disfrutan de la pequeña terraza con vistas al gran patio de manzana, mucho más privado que la calle. Ambas estancias tienen unas medidas más que adecuadas, por no hablar del gran baño con bañera de hidromasaje y una ducha independiente.
Probablemente, no es la distribución que hubiera escogido si esta fuera mi casa, quizás tendría una cocina más grande más integrada en el salón, y desde luego los espacios no estarían tan compartimentados --no soy muy devoto de las puertas-- pero aunque mucha gente no lo crea así, los arquitectos solemos pensar también en los deseos de aquellos que habitarán las casas que diseñamos.
Tampoco es una solución perfecta, porque habrá que resolver el asunto de las bajantes, que se encuentran todas en la fachada posterior, y algunos detalles más, pero como punto de partida creo que es una distribución más lógica y racional.
Y a vosotros, ¿qué os parece la nueva distribución? Con el programa y los requisitos existente, ¿qué otras distribuciones se os ocurren?
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