En los meses de verano, muchos envidiamos con salud poder tener una casa con piscina y jardín. La imagen que siempre asociamos es la de un chalecito en el campo o al menos en las afueras de la ciudad, pero en realidad, existen oasis en medio de grandes urbes, disponibles para unos pocos elegidos que se pueden permitir espacio suficiente y un enclave singular. Este es el caso de el triplex que hoy visitamos, ubicado en el corazón de Johannesburgo, en las Torres Sandhurst.
La idea de poder disponer de agua y hierba en el centro de una gran ciudad, dominando las alturas, y con un paisaje urbano de fondo, es muy sugestiva. En las imágenes que ilustran este post podemos ver la impresión que se tiene al salir a las terrazas, decoradas con madera, árboles y cristal.
Parece como si pudiéramos saltar de un universo a otro, de la isla de calma de la vivienda al frenesí urbano que se respira unos metros más abajo. El perímetro de la planta de terraza esta delimitada por una barandilla de cristal apenas imperceptible, que prolonga el sueño del agua y del césped, en este caso a todas luces artificial.
La piscina está presidida por un gran árbol situado ante una celosía blanca, allá donde se encuentra la zona de tumbonas, en un pasillo de madera de teca al que se accede por unos escalones desde el comedor exterior, vestido con una mesa de líneas sencillas.
Desde allí se ve la piscina como un estanque suspendido sobre el cielo, gracias a su posición elevada, coronada por una escultura en una de sus esquinas. Un pequeño porche alberga la zona de ducha aneja a la de baño, enmarcada por dos rotundas figuras de marcado acento étnico.
El interior está muy cuidado, con ambientes relajantes que juegan a la confusión entre dentro y fuera. La cocina comparte espacio con el salón, abierto al exterior por unos grandes ventanales que lo funden con las terrazas. Decorado en tonos blancos y arena, tan solo se permite unos detalles en color magenta sobre los sofás.
Al fondo, la cocina se muestra como una pieza a destacar, con una zona de armarios y servicio que se ve realzada en la parte superior, de fondo oscuro y estantes iluminados, separada de la zona de estar por una gran península que nace de una pared de mármol, que hace las veces de mesa de comedor con un sólido tablero suspendido.
La habitación se concibe como una suite con una zona de descanso con un tono más íntimo, separado por una chimenea de líneas modernas, y una mesa colocada frente a un ventanal desde el cual se domina la ciudad. Las paredes se tiñen de un tono marrón oscuro roto por las pinturas coloristas que cuelgan de la pared. A un lado, la cama ocupa un espacio amplio bajo un cabecero de capitoné.
Vía | Idealista
En Decoesfera | Casas que inspiran: Townhouse
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