Quién me iba a decir a mi, amante de lo nuevo, lo moderno y lo revolucionario, que me iba a acabar emocionando con estampas como la de la restauración de esta villa francesa. Un antes y después precioso como hace tiempo que no tenía la oportunidad de enseñaros.
Ya en las fotos del antes se atisba el potencial de la vivienda. Grandes puertas, una escalera señorial con barandilla, suelos de mosaico, grandes ventanales… y la belleza que solo la pátina y el paso del tiempo son capaces de proporcionar. Lo delicado era transformar lo que era un caserón inhabitable en un hogar, sin perder su encanto en el proceso.
Tras pasar por las manos de sus propietarios, Russell & Judith Goldsmith, quienes la han ido arreglando poco a poco durante cuatro años, colonizando habitación tras habitación, la vivienda ha recuperado su esplendor. Lo que antes eran espacios angostos, saturados de muebles y con un papel pintado florido y hermoso, ahora es un lugar limpio, despejado y lleno de luz.
Esto se nota especialmente en la escalera, otrora rodeada de trastos y muy agobiante, transformada en la protagonista del recibidor, como marcan los cánones de las villas francesas, en las que no se concibe una casa sin una escalera desembocando en la entrada.
La luz se ha adueñado de la casa, gracias en gran medida a que se han librado del papel pintado que poblaba la mayor parte de las paredes, ahora de un blanco resplandeciente. También ayuda que en vez de cocinas antiguas y trastos por doquier ahora haya plantas que aportan color y espejos que amplían visualmente las estancias.
Me gusta mucho cómo se ha solucionado el problema de la transición entre la piedra de la fachada y el enyesado interior. Parte de la primera entra en la vivienda, mientras el blanco del yeso se recorta siguiendo el perfil de la piedra caliza.
También conviene destacar que a lo largo de toda la casa se han conservado los diferentes suelos de mosaico, recuperando su brillo original para dotar de personalidad a cada estancia. Resultan especialmente bellos los del recibidor y el salón, aunque hay otros más modestos que también tienen su atractivo.
El exterior de esta pequeña mansión tampoco se ha librado del buen hacer de sus dueños. Sin hacer desaparecer completamente el efecto del paso del tiempo en sus muros, sí que han logrado darle un aire alegre y estival gracias a una nueva capa de cal y algo de pintura, y también restaurando esas ventanas y contraventanas blancas tan típicas de la campiña francesa.
En el jardín se han realizado algunos cambios menores, como un camino de grava que lleva a la entrada de la casa, así como un sistema de toldos de tela que realzan ese espíritu veraniego que se respira en cada rincón, porque a quién no le apetecería tomar un poco de queso y un vinito en esa preciosa mesa de madera.
Con esta última imagen doy por concluido este inspirador antes y después con la restauración de una preciosa villa francesa. No sé vosotros, pero a mi me ha dejado completamente embelesado, así que mis sinceras felicitaciones a Russell & Judith por el magnífico trabajo realizado.
Vía | Design Sponge
Más información | Russell & Judith Goldsmith
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