Este espacio de tan solo 37 m2 es la residencia transitoria de una chica joven que divide su tiempo entre Moscú y Minsk (Bilorrusia), lugar en el que está situado este alegre apartamento.
La clienta confió el trabajo de reforma y la decoración de la vivienda al estudio de la arquitecta Lena Budantseva.
Lena destaca el carácter "enérgico" de la clienta que además es una apasionada de los viajes. Precisamente, uno de sus últimos viajes a España sirvió de base e inspiración para esta reforma.
Esta inspiración se materializó en la elección del color teja como base del proyecto y en determinados acabados y texturas (cerámicos, cuero, madera...).
Como el apartamento es muy pequeño y no iba a ser la residencia permanente de la clienta se optó por integrar la cocina con el salón.
En general, la reforma buscaba crear un efecto liviano y poco cargado, lo que justifica el escaso mobiliario de la sala. Apenas unas bancos, unas mesas auxiliares y una librería abierta, completan la sala donde el gran sofá de cuero se transforma en cama por la noche. El almacenamiento de la casa se concentra en la entrada con una zona de armarios/ vestidor y un pequeño armario en el baño.
En este proyecto se prestó especial atención a los materiales su acabado y su combinación.
Uno de los elementos que da más carácter al piso es la elección de un suelo cerámico que recuerda al baldosín catalán. Las paredes de yeso en bruto, tienen un acabado cálido en color beige.
En la cocina, se escogió un clásico azulejo blanco alargado y una encimera de piedra blanca. Los muebles altos de la cocina en tono coral combinan con el suelo, mientras que para los muebles inferiores se escogió el roble claro. Algunos de los muebles de cocina (como la península) se elevan sobre patas de metal que refuerzan la sensación de ligereza.
Por último, la madera de los muebles y el mimbre de las cestas refuerzan el efecto mediterráneo y cálido de este apartamento en Minsk.
Vía Lena Budantseva