Toño Escrig, experto en bricolaje: “Si tu puerta roza en el suelo puedes arreglarla en menos de un minuto y sin usar herramientas"

Ese ruido chirriante tras abrir la puerta suele ser el comienzo de una escena cómica no deseada. Toño Escrig, experto en bricolaje, muestra que el problema común no siempre implica horas de trabajo ni piezas complicadas.

Su herramienta estándar y un leve ajuste bastan: basta con una lija y un "movimiento sexy", tal como lo señala el propio experto, que asegura que en menos de un minuto y sin herramientas el desafío está arreglado.

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El truco definitivo para acabar con el problema de las puertas que rozan en el suelo

Según comparte esa ironía de que lo complicado sea tan simple es el sello de su oficio. El vídeo arranca con ese happening doméstico: una puerta que no quiere colaborar. Y Toño, con gesto sereno, anticipa que la solución está a falta de 60 segundos.

Para llevar a cabo este pequeño truco no hace falta desmontar ni bisagras ni marcos. El paso inicial consiste en identificar el punto exacto del roce y marcarlo. Esa pequeña observación permite el siguiente movimiento: aplicar en esa zona una lija, bien pegada al suelo con cinta de carrero.

Una vez que la lija está pegada al suelo, basta que que levantemos la puerta ligeramente para ponerla sobre la lija. Y a partir de este momento, basta con abrir y cerrar varias veces la puerta para que ella misma, con su propio peso, pula el exceso de madera sobrante.

El resultado se nota al instante, incluso antes de retirar la lija. La puerta deja de oponerse y se desliza sin ruido, sin crujidos ni bloqueos. Un problema que parecía eterno resuelto con un gesto tan simple como eficaz.

Toño insiste en que muchos arreglos domésticos no requieren ni experiencia profesional ni una caja de herramientas infinita. Lo fundamental es entender el punto exacto del conflicto.

Su filosofía es clara: si algo se puede arreglar sin desmontarlo, mejor. Su humor y lenguaje coloquial ayudan a desdramatizar esos incidentes que antes requerían llamada urgente al carpintero.

Además, el uso de la lija no compromete la estética ni la resistencia de la puerta. Es una intervención puntual, que pule sin dejar señales, y devuelve el funcionamiento fluido al paso cotidiano.

Para quienes sufren puertas testarudas, este consejo se convierte en una solución rápida, económica y eficaz. Porque a veces, la clave no está en la fuerza, sino en aplicar una técnica precisa.

Fotos | Max Vakhtbovycn

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