Uno de los mayores placeres de ir de hotel es sin duda la gustosidad que suelen tener las toallas de todos los establecimientos hoteleros en conjunto.
Esta esponjosidad y texturas es muy difícil de conseguir en casa con lavados que no son profesionales y que, a menudo, mezclan tipos de prendas y prescinden de productos específicos para el tratamiento correcto de las toallas.
El confort, la textura y la sensación que dan estas toallas se contrapone con las que rascan y no resultan nada agradables al tacto. Por ello, existen una serie de trucos muy sencillos de aplicar que devolverán al baño el esplendor que se merece.
Vinagre y limón
El truco más habitual es usar ingredientes muy comunes en casa, como el limón y el vinagre. Primero hay que agua fría, limón y vinagre. Después, poner las toallas a remojo en un barreño con agua, un chorro de vinagre y otro chorro de limón. Tras actuar media hora removiendo de vez en cuando, hay que enjuagar las toallas con agua fría y darles un lavado, como es habitual.
Otro truco es dejar de mezclar las toallas con otro tipo de prendas, sobre todo las que tienen cremalleras o botones, ya que estos mecanismos de la ropa pueden engancharse a las toallas y acabar estropeando sus fibras, haciéndolas mucho más hostiles.
Programas en frío
Un tercer truco es la importancia de lavar las toallas con programas en frío, pese a que muchos usen programas de altas temperaturas en este tipo de textiles del hogar.
Como cuarta recomendación, es importante evitar lavar las toallas con lejía, porque este abrasivo estropea sus fibras y su calidad y, aunque las limpia muy a fondo, también se lleva por delante la esponjosidad que tanto nos gusta.
El quinto truco es dejar de secar las toallas al aire libre y ponerlas en la secadora, pero a bajas temperaturas cuando no estén secas del todo. Es imprescindible para quienes no tengan secadora dejar de tenderlas directamente al sol porque se quedan tiesas y ásperas.
En cuanto a los suavizantes, la recomendación de los expertos es prescindir de estos, porque aunque al principio tienen un buen efecto sobre el textil, a largo plazo, generan el efecto contrario y las vuelven más acartonadas.
Finalmente, para quienes planchan las toallas, hay que recordar que no pueden plancharse en seco, pues con las fibras secas, las toallas no se mantendrán suaves y esponjosas como se pretende.
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