A estas alturas del interiorismo que parece que todo está hecho, llega Tomás Alonso (Vigo 1974) y nos demuestra que no, que tiene algo que decir al respecto. Está muy manida la frase de que nadie es profeta en su tierra pero la trayectoria de este gallego trotamundos viene a reiterarlo.
Afincado en Londres, abandonó España con 19 años y se marchó a Estados Unidos, donde se formó como diseñador industrial. Desde allí dió un salto a Italia, y otro mucho más grande hasta Australia. Un auténtico trotamundos. Posteriormente se fue a Londres a estudiar un Máster en el Royal Collage of Art y es también allí donde sus piezas han empezado a tener renombre. Tanto que el Design Museum de Londres las ha incluido en su colección.
Tras todos estos viajes, aprendizajes y experiencias, la obra de Tomás Alonso pronto se tradujo en su propia línea de objetos lineales y poéticos. Su método puede resumirse como una síntesis que se centra en la funcionalidad como un valor absoluto convirtiendo una idea en un producto.
Las cualidades estéticas de sus objetos revelan el potencial expresivo de cada material específico, que es también su principal fuente de inspiración, madera y metal. Su visión en metal y cuadriculada de la silla thonet, sus percherosa tubulares o las formas simples de sus mesas y bancos, le han valido el reconocimiento internacional.
Para él, la frontera entre el arte y el diseño nunca es confusa. Para nosotros tampoco, Tomás Alonso hace arte en cada objeto.
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