Me gusta el verde, de hecho me gustan todos los verdes...verde que te quiero verde, paredes verdes, puertas verdas, ventanas verdes, vigas verdes. Me gusta el verde musgo, el verde inglés, de hecho me encanta el verde escocés, el verde mint, el verde pistacho, el verde esmeralda, el verde agua como los ojos de las náyades, todos los verdes tienen un momento y un lugar.
He seleccionado varias puertas verdes. La que abre la entrada está en un pueblo rumano, no sé si al pie de las montañas, imagino que si. Es una puerta de madera con su hierro forjado sus muros de ladrillo amarillo y el dintel de piedra tallada y ese aire decadente que enamora.
En segundo lugar nos vamos a Japón, nadie mejor para hacer una puerta verde de musgo, un jardín vertical encantador, aunque como ama de casa le veo todas las desventajes, pero no cabe duda que para puerta de jardín es original y el efecto impresionante.
La tercera puerta está en Francia, y no puede ser más francesa, madera pintada de verde, con barandilla y cristales protegidos con una reja de lo más repujada.
La más romántica es, sin duda alguna, la italiana. Esta preciosa puerta está en la bellísima región de Piamonte (donde las trufas blancas)y es soberbio el efecto de las plantas cayendo libremente como gotas lilas sobre la puerta verde.
Por último os dejo con una pequeña puerta en un muro que rodea un jardín. Un muro lleno de vegetación, que cubre el ladrillo, la piedra o el material del que esté hecho, porque la vegetación es tan tupida que lo cubre por completo, está una ciudad mágica, Sintra, en la montaña portuguesa a pocos kilómetros de la capital, Lisboa y sus vistas y su Palacio da Pena.
Y vosotros ¿no tenéis curiosidad por saber qué habrá tras esa puerta verde?
Imágenes | Squidoo, boredpanda
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