Siguiendo con las combinaciones de colores en la escala monocromática se toma un color como principal y se utiliza junto con varias de sus tonalidades.
Esta opción es la más segura de todas, aunque no tan segura como para confiarnos, tenemos que tener en cuenta que no todos los naranjas son el mismo naranja y que hay diferencias entre color e intensidad.
Por eso aunque es una opción muy segura y muy agradable a la vista, tenemos que tener un buen asesoramiento a la hora de elgir las pinturas, si no podemos conseguir una habitación en diferentes naranjas, por poner un ejemplo, una combinación que no resulta demasiado armónica.
Esta combinación permite utilizar diferentes tonos más o menos intensos hace que queden siempre muy bien entre sí, y resultados muy mesurados.
Eso sí, tiene un problema, y es que dependiendo del color que elijamos la mezcla puede resultar al final algo monótona. Imaginaros una habitación enteramente en beige o naranja, por eso debemos ir mirando el resultado según vayamos haciendo nuestra decoración.
En los casos en que veamos que el resultado empieza a ser monótono una solución es añadir pequeños toques de color a través de estampados o complementos decorativos en aquellos muebles o complementos que queramos resaltar.
Eso sí, estos toques tienen que ser pequeños, para que al final no tengan el suficiente peso como para que nuestra gama pase de ser monocromática a contrastada, armónica o moderada, debe quedar claro que el resto de los colores son simplemente eso, complementos que intentan aligerar el efecto de nuestra combinación.
El resultado de las habitaciones en las que aplicamos esta combinación es bastante sereno, creo que es la mejor palabra para definirlo, estable, sosegado, aunque claro, depende mucho del color que elijamos, que será el verdadero responsable del resultado en este caso.