Durante décadas, los enchufes han sido ese elemento funcional (y a veces incómodo o peligroso para niños y mascotas) que tratábamos de esconder tras muebles, rodapiés o molduras. Tan necesarios como inoportunos, estas tomas de corriente han estropeado más de un plano visual de toda la casa con su aspecto amarillento tan complicado de erradicar.
Sin embargo, una nueva tendencia aterriza con fuerza en España para transformar por completo la manera en la que iluminamos y conectamos nuestros espacios: los enchufes de superficie.
Sin obras, sin rozas y sin necesidad de instalaciones complejas, estos dispositivos han comenzado a conquistar hogares contemporáneos, lofts de estética industrial y proyectos de interiorismo donde el diseño manda tanto como la funcionalidad.
Un concepto clásico reinterpretado para el siglo XXI
Los enchufes de superficie no son nuevos en el mundo de la electricidad, de hecho, se utilizaban habitualmente en casas antiguas o instalaciones rústicas, pero ahora regresan reinventados. Fabricantes europeos han apostado por líneas depuradas, materiales nobles y un enfoque claramente decorativo que convierte su presencia en un valor añadido.
Su principal ventaja es evidente: se instalan directamente sobre la pared, sin necesidad de empotrar mecanismos ni abrir huecos. Esto los hace ideales para reformas rápidas, viviendas de alquiler, segundas residencias o estancias donde añadir nuevos puntos de luz sería demasiado costoso o invasivo. En este nuevo contexto, el diseño deja de esconderse. Y esa es, probablemente, la clave de su éxito.
- Acabados en porcelana, madera o metal, perfectos para ambientes nórdicos o artesanales.
- Líneas retro inspiradas en los años 50, con interruptores giratorios y tornillería visible.
- Versiones minimalistas, con geometrías puras y colores neutros para interiores contemporáneos.
- Modelos industriales, que combinan cable visto y soporte metálico para lofts urbanos.
Instalación limpia y posibilidades infinitas
Otra de las razones de su popularidad es su versatilidad. Pueden instalarse sobre paredes de ladrillo visto, madera, azulejo o pladur sin alterar la estructura original. Además, permiten trazar recorridos de cable visibles, que pueden formar parte de la decoración, líneas que serpentean por la pared, circuitos simétricos que enmarcan un cabecero, o diseños verticales que ayudan a ordenar la distribución del espacio.
En entornos profesionales como restaurantes o cafeterías, se han convertido en una alternativa estética al cableado tradicional. Y en viviendas particulares permiten añadir enchufes justo donde se necesitan: junto a una nueva mesita auxiliar, en la pared donde se ha colocado el televisor o en un rincón que se transforma en zona de trabajo.
Fotografía de portada | Instagram de Niessen Design
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