Cuando me mudé a la casa en la que vivo, hace ya más de diez años, tuve claro que no quería instalar aire acondicionado. Total, para dos meses calurosos no quería realizar una instalación tan costosa, en cuanto a consumo energético y estética. Mi casa está orientada al oeste, y las tardes de verano se convierte en la niña de los ojos del sol, que no deja de cubrirnos con su manto de fuego. El primer año instalé un toldo que moderaba los rayos directos, pero todavía quedaba algo por hacer: aislar las ventanas con algún material amable y natural.
Desde el primer momento pensé en encargar unas persianas de esparto, pero su alto precio me disuadió. Suelen costar alrededor de 60 euros el metro cuadrado, un precio que se justifica al ser un producto artesanal, en el que se invierten horas de trabajo y para el cual se necesita una especialización. Hay que reivindicar el trabajo de los artesanos.
Durante años he tenido instaladas unas persianas que me hice con unas alfombras de fibras naturales, hacían su labor protegiendo del sol directo, aportando frescor y dejando pasar la luz, pero no dejaba de pensar en cambiarlas por unas de esparto. Al final, después de ahorrar expresamente, a finales de primavera me decidí y las encargué, aprovechando que las que tenía ya empezaban a estar algo deterioradas.
Las persianas de esparto son típicas de lugares calurosos de la península, llevándose Andalucía y Extremadura la palma en cuanto a su utilización. Son recias y sólidas, y al contrario de lo que puede parecer, su trama deja pasar la luz a la vez que protege del sol. Son elementos que alcanzan gran peso, razón por la cual hay que ser cauto al encargarlas. Se utilizan tanto para cubrir ventanas, como patios o porches.
Una de las características que hay que tener en cuenta es que al ser un trabajo artesano, la medida del ancho original puede verse alterada, una cuestión importante a la hora de encargarlas. También hay que escoger si queremos que se enrollen hacia afuera o hacia dentro, y por dónde queremos que se vea su característica cruceta. Esta es una tira estrecha también tejida en esparto que se cose mediante unas puntadas largas sobre la superficie de la persiana, formando una característica cruz.
Las persianas de esparto se recogen con una cuerda gruesa y una polea, y cuando están plegadas, la parte enrollada forma un círculo de generosas proporciones, otro factor a tener en cuenta si se van a instalar en un lugar demasiado estrecho. Tienen el encanto de lo artesano y resultan muy decorativas, tanto en la parte exterior como por dentro.
El espartero que me las hizo me dio un consejo, pues a pesar de resistir la lluvia, es conveniente retirarlas en invierno para que se conserven en buenas condiciones y duren mucho, ya que si quedan enrolladas con humedad pueden pudrirse.
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