Este curioso sofá de Sthephan Schulz está fabricado íntegramente con espuma reciclada, se parece mucho al relleno de aquellos colchones antiguos, pero imagino que la espuma habrá sido tratada para construir el asiento y conseguir una relativa estabilidad.
Digo relativa, porque se ve claramente que se deforma bastante en función de la posición que la persona adopta en él, por eso tengo algunas dudas acerca de su durabilidad, pero de entrada parece realmente cómodo. Lo único que puede molestar a veces de los sofás es su estructura, y en este caso estructura no hay, es todo blandito.
La estética es extraña, al no estar la espuma cubierta y no contar el sofá con ningún tipo de tapizado que es lo habitual, pero también es cierto que el hecho de que la espuma quede a la vista es parte de su encanto, si se tapizase, perdería flexibilidad y pasaría a se un sillón más de tantos. A mi ya me están entrando ganas de tumbarme a descansar.
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