Cuando he visto este salón en mi lector de feeds, me he enamorado al instante de él. No sólo tiene luz a raudales, procedente de las dos ventanas que vemos, sino también está lleno de colores alegres y cálidos que animan a pasar tiempo en él. Me gusta cómo ha reinterpretado la combinación de dos sofás que hay en muchas de nuestras casas, eligiendo no sólo dos modelos de sofá distintos sino dos colores totalmente diferentes.
El rojo es el color complementario del verde y eso se nota en la alegría y en la vidilla que le da la combinación cromática a este salón. Esta combinación se completa con el sillón Tullsta de Ikea (79 euros) sobre el que se ha colocado un cojín verde para completar. Si os fijáis, para las paredes se ha elegido un color más neutro, un azul grisáceo que a mí me encanta y que atenúa la sensación de “demasiado color” que podría provocar el tener dos colores complementarios.
Los muebles son negros también para dar todo el protagonismo a los sofás, aunque si os animáis a imitar este esquema os aseguro que también funciona en blanco, que es el color que han elegido para la alfombra. Me resulta curiosa la elección del color de la mesa del centro, abedul, que en mi opinión no hace juego con nada más. Yo habría puesto el negro como los muebles, la verdad.
Un capítulo aparte merecen las ventanas, que a mí me encantan y de hecho he imitado en mi casa. La combinación de las persianas de bambú con las cortinas de tela de la que se vende por metros en Ikea también.
Un detalle que me encanta de este salón es la ploriferación de flores por todas partes: en las esquinas, sobre las mesas, y cómo cada jarrón es distinto. Además, podéis ver cómo en las paredes apenas hay cuadros, no sólo para dar más protagonismo a los sofás sino también para facilitar a la retina que descanse. Eso sí, el único cuadro que hay, sobre uno de los sofás, me parece un poco feo y yo no lo habría elegido pero probablemente el dueño de la casa tendría sus motivos.
Vía | Apartment Therapy
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