La renovación de las paredes de casa pasa por una buena mano de pintura, que bien pueden hacer los miembros del hogar pese a no ser profesionales en el ámbito. Eso sí, a cambio de un enorme esfuerzo y energía.
Entre quienes se atreven a pintar las estancias de su hogar, los hay que son muy hábiles, mientras que otros no tienen demasiada habilidad con la brocha y, claro está, el resultado final pasa factura.
Sin embargo, existe un truco para dejar las paredes de casa como si las subiera trabajado un verdadero profesional de la brocha gorda, y no se trata para nada de un tip difícil de aplicar.
Este truco tiene un efecto wow, y constituye un acabado de lo más elegante en cualquier apuesta interior, se pinte del color que se pinte (siempre que el color de la pared sea diferente al blanco del techo) y sea cual sea el proyecto de diseño del espacio.
Cuestión de planificar correctamente
Este truco, sacado directamente de los buenos consejos de un profesional de la pintura, se aplica concretamente en la fase de preparación del trabajo de pintado de la estancia, y no durante el proceso de pintado.
Primer paso
Pues bien, el tip consiste en el clásico encintado de la pared, pero dejando un margen de unos pocos centímetros, de manera que el blanco del techo se prolongue hacia las paredes en una franja uniforme hacia estas al estilo de las antiguas molduras.
El grosor de esta franja que imita a las molduras en versión low cost debe ser de la medida que más nos guste. Sin embargo, una buena medida va entre los tres y cinco centímetros o, si es más cómodo, el mismo ancho de la cinta para no tener que medir.
Esto se consigue encintando primero la pared sin llegar hasta arriba del todo y pintando el techo de blanco con esta franja y parte de la pared hasta donde llegue la cinta. Posteriormente, cuando se ha secado la pintura del techo y ya se le ha dado la segunda capa (si es necesaria), se debe hacer el proceso inverso.
Segundo paso
Es decir, una vez el techo está pintado, hay que encintar encima de la parte blanca sobre la línea donde termina para proteger esta seudomoldura de color blanco, y pintar la pared hasta llegar a la cinta sin sobrepasarla.
Una vez acabadas las dos intervenciones y extraída la cinta, quedará ese diseño imprimido en la pared, dándole un toque de distinción y elegancia al espacio, como el que habría conseguido un verdadero profesional.
Foto | Malte Luk/Pexels y Joana Costa
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