Situada en el Drôme provenzal, en la comarca de Tricastin, tierra de lavanda y trufas, esta masía del siglo XVIII, perfectamente reformada, con ayuda de artesanos de la región, profesionales de este tipo de construcciones, es cuanto podemos desear durante unas vacaciones.
Pascale y Stéphane Hemard decidieron abandonar sus trabajos en 2006 y dedicarse al enoturismo y a la elaboración del vino. y ¿que mejor lugar que las orillas del Ródano? (Côte du Rhone) para tal efecto. La masía entre viñedos y campos de lavanda ha transformado sus interiores, conservando su esencia.
La masía cuenta con cinco habitaciones de huéspedes, los albergues y la bodeguilla de degustación del Domaine. Piscina al aire libre, bañera de hidromasaje y conexión Wi-Fi gratuita en todo el hotel.
Si conocéis las casas de labranza de esa parte de Francia no os sorprenderán las zonas comunes. No son nada sofisticadas, al contrario las vigas vistas, las grandes mesas de madera un pelín toscas y las enormes chimeneas de piedra son tan típicas, que seguramente sólo las encontraremos en las casas de campo del país vecino.
Sin embargo, al entrar en las habitaciones nos encontramos con una de mis máximas favoritas, "menos es mas". No hay ni un mueble ni un ornamento de más, en algunos casos resulta casi espartano. Muros blancos, con algún cuadro, cómodas antiguas bien enceradas o pintadas, sillas de aenea, y textiles sencillos, nos dan la pista de que el verdadero tesoro es el paisaje.
Los cuartos de baño, algunos con bañera hidromasaje, son completamente modernos, con baldosín de colores a juego con los textiles de cada habitación, pero no se han esmerado demasiado en la decoración, son sencillos y funcionales.
Algunas suites tienen acceso directo al jardín, perfectamente cuidado con sus mesas y sillas bajo el emparrado (yo creo que eso es práctica común en los países mediterráneos) preparadas para los desayunos o aperitivos. También los patios tienen mesas para el almuerzo, bajo grandes sombrillas, al abrigos de los muros de piedra de la masía.
Domaine Saint Luc en la Provenza es un lugar mágico y sus dueños se han preocupado de que sea más que un Bred & Breafast.
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