El poto (Epipremnum aureum) es una de las plantas de interior más queridas del mundo, y no por casualidad. Es resistente, se adapta a cualquier espacio y crece con facilidad tanto en tierra como en agua. Es una bendición del mundo vegetal.
Además, purifica el aire, sobrevive en rincones con poca luz y tolera los olvidos ocasionales. Pero aunque parezca una planta indestructible, también necesita atención y algunos cuidados básicos para seguir luciendo tan espectacular como el primer día.
Desde Vivero Torrents, en Vilafranca del Penedès, han compartido en sus redes sociales tres recomendaciones esenciales para que el poto crezca fuerte, frondoso y con hojas de un verde brillante. "Es una planta muy agradecida, pero también conviene mimarla un poco. Con unos gestos sencillos se nota la diferencia".
Un riego adecuado
El primer consejo para que el poto esté más saludable que nunca tiene que ver con el riego. El poto no soporta el exceso de agua, y el encharcamiento es una de las causas más comunes de deterioro. La tierra debe mantenerse ligeramente húmeda, pero nunca empapada.
Los expertos recomiendan tocar la parte superior del sustrato antes de regar: si está seca, puedes añadir agua; si todavía conserva humedad, mejor esperar unos días más.
Luz solar
El segundo punto clave es la luz indirecta. Aunque puede sobrevivir en espacios sombríos, el poto se desarrolla mucho mejor cerca de una ventana con luz filtrada. Evita el sol directo, que puede quemar las hojas, y busca un rincón luminoso, orientado al este o al norte.
Con esta ubicación, el verde de las hojas será más intenso y las variedades variegadas mostrarán con más claridad sus tonos amarillos o blancos. Estas se mostrarán con una mayor exuberancia.
La poda, clave
El tercer consejo, y quizá el más visible, es la poda y limpieza regular. Cortar las puntas estropeadas o amarillas no solo mejora su aspecto, sino que estimula la aparición de nuevos brotes. Su aspecto se verá enseguida mucho mejor.
Además, limpiar las hojas con un paño húmedo cada cierto tiempo ayuda a retirar el polvo y facilita la fotosíntesis. Un poto limpio y bien podado crece más vigoroso y mantiene su brillo natural durante todo el año.
A estos tres gestos se suman otros cuidados complementarios. La temperatura ideal para el poto oscila entre los 18 y los 25 ºC, evitando los cambios bruscos o las corrientes de aire. También agradece un ambiente con humedad media, por lo que conviene pulverizar sus hojas de vez en cuando si el clima es muy seco.
Durante los meses de primavera y verano, es recomendable aplicar un fertilizante líquido cada 15 días para estimular el crecimiento. En otoño e invierno basta con reducir la frecuencia o incluso suspender el abono, dejando que la planta descanse.
No acumular agua
Por último, no olvides elegir una maceta con buen drenaje y un sustrato ligero para evitar que el exceso de agua dañe las raíces. Y si prefieres cultivarlo en agua, cambia el líquido una vez por semana y limpia las raíces para mantenerlas sanas y oxigenadas.
El poto es una planta ideal para principiantes porque responde rápido a los cuidados y devuelve el esfuerzo con belleza. Desde Vivero Torrents lo resumen rápido: "Solo necesita un poco de luz, agua justa y cariño". Y con eso, bastará para que esta planta siga siendo el clásico verde que nunca pasa de moda en ningún hogar.
Foto | Google IA / Instagram viverstorrents , Pexels
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