Cómo y cada cuánto tiempo hay que podar el potus para evitar que se llene de hojas secas o amarillas

Para mantenerlo con buena forma y evitar que se llene de hojas secas o amarillas, la poda es indispensable

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María Lancha

Editor

En los últimos años, el Epipremnum aureum o más conocido como potus, ha vuelto a conquistar nuestros hogares. Pero no es casualidad, lo cierto es que esta planta es resistente, crece con rapidez, tolera la falta de luz y aporta un toque verde instantáneo a cualquier estancia. Además, sus largas enredaderas, de hojas brillantes y forma acorazonada, decoran desde estanterías flotantes hasta techos colgantes o macetas colgantes minimalistas.

Sin embargo, su crecimiento descontrolado puede convertirlo en una maraña de tallos finos y hojas dispersas. Y es entonces cuando surgen las preguntas... ¿Hay que podarlo? La respuesta es sí. Y hacerlo bien marca la diferencia entre un potus lánguido y uno espectacular.

¿Por qué es importante podar el potus?

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Aunque es una planta de crecimiento rápido y tolerante, el potus necesita una poda regular para mantener su forma, estimular nuevos brotes y favorecer un crecimiento más denso. Además, el hecho de podarlo con regularidad evita el aspecto desaliñado de la planta, estimula su crecimiento y ramificación y controla su tamaño.

De hecho, una buena poda previene posibles plagas y enfermedades de la planta y permite hacer esquejes en agua o tierra. Pero ahora bien, ¿cada cuánto tiempo hay que podarlo?

No hay una regla rígida, pero como pauta general, basta con podar el potus unas dos o tres veces al año, especialmente en los meses de crecimiento activo como la primavera y el verano.

También puedes hacer pequeñas podas de mantenimiento durante todo el año si vives en un clima cálido o si la planta crece en interior con luz constante. Para saberlo, controla el tamaño de sus tallos, la sequedad de sus hojas o su crecimiento asimétrico.

Cómo podar un potus paso a paso

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Primero, prepara el material que necesitas para ello. Usa unas tijeras de podar limpias y afiladas o una tijera de cocina desinfectada con alcohol. Esto evitará infecciones en la planta. El siguiente paso será identificar los puntos de corte. Corta justo por encima de un nudo (el punto donde una hoja se une al tallo). De allí brotarán nuevas ramificaciones y retira las hojas amarillas, secas o enfermas, así como tallos muy delgados que no aporten estructura a la planta.

Eso sí, recorta con intención. No se trata solo de acortar por acortar, piensa en la forma que deseas y guarda los esquejes sanos. Los tallos cortados con al menos un par de hojas se pueden colocar en un vaso con agua. En unas semanas echarán raíces, y podrás replantarlos. Por último, riega sin exceso. El potus agradece suelos húmedos, pero nunca encharcados.

Después de la poda, el potus puede estresarse levemente. Colócalo en un lugar con luz indirecta brillante, lejos de corrientes de aire o fuentes de calor directo. Evita fertilizar inmediatamente después de cortar; espera unas semanas para reanudar el abonado.

Imagen de portada | Sandra Martins Unsplash 

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