Gracias a la revista Interiores me encuentro con una alternativa a los suelos de madera, a un precio mucho más asequible, los laminados.
Están compuestos por un tablero de aglomerado de alta densidad en cuya cara superior se encola una hoja de papel decorado que produce el aspecto de la madera, después la tabla se protege con varias capas de resinas que le dan resistencia al desgaste y su larga duración, siendo aptos incluso en estancias húmedas como el cuarto de baño o la cocina.
Estos suelos que se encargan de forma florante se pueden conseguir en muchos colores y modelos, desde tablas de una sola lama hasta las de dos o tres, y cada vez tienen un aspecto más parecido al de la madera natural, incluso la textura, algunos tienen aspecto de madera envejecida, otros de madera biselada, etc.
Son perfectos para las casas con animales y gran tráfico, o en las casas donde se utilicen sillas de ruedas, además, no necesitan ningún mantenimiento más allá de lo habitual.