Los pavimentos de fibras vegetales proceden de plantas (yute, coco, sisal, algas) de las que se extraen hilos que son sometidos a un proceso de blanqueado y tinte. Después estos hilos se tejen en telares para transformarlos en alfombras o moquetas. Son, aparte de bellas, económicas, adaptables, aislantes y frescas y, además, contribuyen a equilibrar la humedad ambiental.
Sin embargo no todo son ventajas, la mayoría son delicadas y tienen muy escasa tolerancia al agua, al roce y a las manchas. ... Pero dicen que para todo hay una alternativa, ya os lo mostramos con el parquet de cerámica. Así que, si te gusta la estética de las fibras vegetales pero no sus inconvenientes, puedes optar por el Bolon, un suelo de vinilo tejido con aspecto sumamente natural.
Los pavimentos Bolon también se fabrican en Suecia, como el suelo de linoleum del que hablamos hace poco, por una compañía de origen familiar, en este caso Bolon AB, cerca de Gotemburgo. Podemos encontrarlos disponibles en más de 56 colores en rollo y 18 en losetas.
Su alta resistencia permite su colocación en ambientes públicos, es antideslizante y se puede utilizar en lugares con calefacción radiante.
Aparte de todo esto su mantenimiento es muy sencillo y hasta se puede limpiar con agua. ¿Que os parece la alternativa?
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