Yo que amo los cambios y estar a la última tendencia siempre en cuanto a la decoración de interiores, no soporto ver en mi propio piso de alquiler el típico suelo de mortadela tendencia en los años 80 que avieja y da una sensación de frío y fuera de moda dentro de cualquier hogar.
Pero como no quiero hacer obras en un piso que, siendo sinceros, no es mío, me paso los días buscando otro tipo de soluciones donde centrar el foco de atención de las visitas. Por ejemplo: sillones bonitos, una decoración nórdica o juego con las plantas para dar vivacidad y luminosidad en espacios donde el suelo de mortadela acaba apagando.
Sin embargo, por mucho que juegue y me intente engañar a mi misma, mis ojos no dejan de tener un enfoque: el suelo. Así entenderás cómo estas láminas vinílicas de Bauhaus me han salvado la vida. Fáciles de poner, económicas y sin hacer obras en mi piso de alquiler.
Un suelo de vinilo SPC
Cálido y relajante, este suelo vinílico de SPV reformará por completo toda la estética del hogar sin obras o reformas que ralenticen el proceso. Un suelo de imitación parqué que tiene un esquema de color beige ligeramente grisáceo y un efecto madera que reproduce las vetas de uno real.
Además, el producto juega con los colores y efecto relieve que aumenta su autenticidad, y su sistema de instalación es tan sencillo que seremos nosotros mismos quien podamos ponerlo en marcha ahorrándonos la mano de obra de un profesional. Versátil y polivalente, es antideslizante, compatible con suelos radiantes y resistente al agua. Práctico y fácil de limpiar, podemos encontrarlo en Bauhaus por 42,63 euros.
Imágenes | Ikea | Bauhaus
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