Sí, ya sé que el espacio hay que aprovecharlo al máximo, y que ciertas propuestas no hacen sino limitar el sentido práctico supeditándolo a la estética, pero a veces es necesario crear decorados que alimenten el espíritu y su sola contemplación nos llene de armonía y paz.
Este rincón bien podía haberse convertido en un armario empotrado o una atestada librería, pero su dueña ha preferido dedicarlo a exponer y preparar la ropa en uso. Algo así como un galán de noche a gran escala. Parece incluso que se haya construido la estructura intencionadamente, pues sobresale de la pared y aprovecha un rincón pegado a una columna para darle más sentido.
La moldura blanca brillante ayuda, junto al papel de flores, a resaltar este pequeño vestidor-ropero, en el que juegan también un papel importante la iluminación y la perfecta coordinación de tonalidades entre el estampado del interior y el suave verde de la estancia. Desde luego, es una idea para casas en las que haya algo de espacio que derrochar, o también en aquellas en las que la profundidad de la pared no permita construir un armario, pero sí este detalle como punto de atracción en un recibidor.
Para que este estilo funcione, hay que restringir al máximo las prendas expuestas, tan solo el calzado o la ropa de abrigo y complementos en uso, de lo contrario, el efecto mercadillo puede convertirlo en una pesadilla.
Vía | Vintage&Chic En Decoesfera | Una buena idea: usar bolsas de tela como maceteros
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