Hoteles bonitos hay muchos, pero hoteles especiales, capaces de emocionarte, hay muy muy pocos, y entre ellos se encuentra el Parador Nacional El Saler en Valencia, donde tuve el placer de alojarme recientemente.
Para empezar, a diferencia de la mayoría de los hoteles, está situado en un paraje idílico, en medio del Parque Natural de la Albufera y a escasos metros de la playa de El Saler, rodeado de pinos, con el sonido de las olas en la lejanía y el croar de las ranas en los pequeños estanques naturales formados a su alrededor.
Diseñado por los arquitectos valencianos de a+u3, su diseño exterior, aunque moderno y de lineas rectas, no parece una afrenta al entorno, sino que sus colores se mezclan bien con los del paisaje, minimizando el impacto. Los accesos y el entorno están cuidados al detalle y tan solo una pequeña carretera empedrada te lleva desde el aparcamiento hasta el hotel sorteando las dunas.
El lobby y el pasillo
Al entrar, sorprende el enorme lobby que cruza el edificio de parte a parte, permitiéndonos vislumbrar el mar al otro lado de la recepción. La combinación del color blanco y la madera clara sigue presente, lo que le confiere un aire alegre y veraniego sin dejar de ser elegante.
La escalera que te lleva al segundo piso también es preciosa, pues es una gran pieza blanca que no llega a tocar las paredes que la delimitan, y parece levitar en su hueco. El pasillo, que podéis ver en la imagen, refleja también la sencillez y elegancia que se respira en todo el hotel.
La habitación
Al entrar a la habitación lo que más sorprende es el gran ventanal de suelo a techo que ocupa todo el ancho del dormitorio. El ventanal da acceso a una amplia terraza desde la que podemos admirar el paisaje (nos tocó una con vistas al pinar), y desde la que podemos hacer uso de las contraventanas, que nos permiten regular la privacidad y la entrada de luz.
La decoración encaja perfectamente en la descripción ya hecha del resto del hotel; sencilla, elegante y acogedora. Los suelos de mármol, las paredes blancas y las proporciones estilizadas le confieren la elegancia, mientras que la madera y las notas de color en los tejidos la hacen acogedora, todo ello sin sobrecargar.
Aunque en esta imagen no se aprecia, la cortina se puede recoger completamente en la pared opuesta, de forma que libera completamente de su presencia al ventanal, permitiendo una mayor entrada de luz y una mejor percepción geométrica de la estancia.
El baño
El baño, aunque amplio y moderno, no me gustó tanto como el resto del hotel. No comprendo esa moda generalizada de decorar con tonos oscuros los cuartos de baño, cuando son el único lugar al que no llega ni un rayo de sol, convirtiéndolos en lugares sombríos por mucha iluminación que de la que se disponga.
Personalmente, me gustan los baños alegres y de colores claros, no un lugar lúgubre y oscuro en el que no me apetezca permanecer demasiado tiempo por mucho que la enorme y cómoda bañera me invite a arrugarme eternamente mientras disfruto de un baño caliente.
Conclusión
El Parador Nacional El Saler en Valencia es un hotel maravilloso, ideal para relajarse y pasar unos días en la playa, en medio de un parque natural y lejos del bullicio de las grandes localidades costeras. El diseño es sublime, te hace sentir en casa y en un palacio (moderno) al mismo tiempo.
Os dejo con una pequeña galería con algunas fotos más.
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