¿Imaginas un lugar de ensueño, lleno de diseño, en el que la brisa del mar fluye por las ventanas y tiene unas vistas de impresión del Mediterráneo? Deja de buscar ese lugar único y especial para pasar tus vacaciones.
Menorca Experimental es un nuevo hotel que abre sus puertas en apenas unos días en este enclave del archipiélago balear. Rodeado de bosques de pinos, arbustos de enebro y flores silvestres, este encantador complejo ocupa el edificio de un viejo cuartel del siglo XX primorosamente restaurado.
Las paredes han sido encaladas cuidadosamente, los jardines originales han sido recreados a partir de mapas aéreos de mediados de siglo, y los interiores han sido diseñados por la interiorista Dorothée Meilichzon.
Suelos rústicos de piedra o las baldosas de terracota esmaltadas a mano son algunos de los elementos que dan encanto y personalidad a este lugar, en el que la madera de olivo pálido y el cuero natural se complementan con una paleta de colores inspirados en el cielo de Menorca, con el azul pálido y un dorado con matices naranjas que recuerdan a la deslumbrante puesta de sol.
Todo muy slow, muy de diseño, pero a la vez, todo muy sencillo y en armonía con ese increíble entorno que le rodea. Porque las habitaciones son elegantes, pero sin pretensiones, con esos impresionantes cabeceros en color, los suelos de ladrillo en espiga o los armarios en laminado brillante. Todo ello en colores tan relajantes como el azul celeste, el verde agua, el rosa o un amarillo muy suave.
Una deco refinada en el que reina la simplicidad y la belleza, empezando por el edificio principal del complejo, que en tiempos era la residencia del capitán. Al margen de las 13 habitaciones que hay en este edificio, este complejo de capital francés cuenta también con nueve villas con piscina propia diseminadas por el terreno. Una delicia para los sentidos...
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