La experiencia de dormir en la copa de un árbol

La experiencia de dormir en la copa de un árbol
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Hace cosa de un par de meses, al enseñaros el Château des Tourelles en mi visita al Valle del Loira, os comenté que ofrecían unas habitaciones muy especiales en el bosque. Pero en realidad, más que unas habitaciones, son unas tiendas suspendidas en el aire que permiten disfrutar de la experiencia de dormir en la copa de un árbol.

Aunque ya conocía propuestas similares, nunca había tenido el placer de pasar una noche entre las hojas de los árboles, a más de una decena de metros de altura en medio de un pequeño bosque, compartiendo hábitat con los pájaros y las ardillas.

Como imagino que os pica la curiosidad de cómo es dormir ahí arriba, os invito a que cojáis fuerzas y trepéis conmigo por la rampa que nos llevará al nido que será nuestro hogar por una noche.

Dormir en la copa de un árbol - 2

Precisamente es la subida uno de los momentos más divertidos del asunto --y delicados también-- porque para llegar a la tienda hace falta subir los metros que la separan del suelo a través de una pasarela tejida con redes de pescadores. La cuestión es que como hay bastante desnivel y la pasarela baila al son de nuestros pasos, subir a dormir y bajar a desayunar se convierte en una pequeña aventura que proporciona alguna que otra situación hilarante.

Una vez llegados a la cima, nos encontramos con una esfera de unos dos metros y medio de diámetro, a la que se puede acceder a través de varias aperturas --difíciles de encontrar en la oscuridad, que por la noche casi entro--.

Dentro, el espacio está ocupado por una gran cama circular, que nos permite dormir anchos como pocas veces habremos dormido y dónde dar vueltas en la cama tiene más sentido que nunca.

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La idea es que la mayor parte de nuestros enseres los guardemos en el edificio principal, donde está el baño, pero aún así disponemos de diversos receptáculos donde colocar los objetos personales --el móvil mejor no llevarlo para desconectar del todo-- y también unas redes en lo alto para dejar la ropa.

En cualquier caso, lo verdaderamente importante del asunto es la experiencia de dormir entre los árboles, que es tan sorprendente como agradable. Acostumbrado a dormir en tiendas de campaña en medio del campo toda mi vida, esperaba que las sensaciones fueran similares, pero lo cierto es que aunque se parece en algunas cosas, tiene algo de único y especial.

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Por un lado, disfrutamos de todo aquello que implica dormir al aire libre, como el relajante y ruidoso silencio de la naturaleza. Pero quizás lo que más me gustó fue el leve balanceo de los árboles, que mecía mi cama como lo debía hacer mi madre de pequeño, porque dormí como un lirón toda la noche.

Quizás para alojarse mucho tiempo no es el lugar más adecuado, pues conlleva ciertas incomodidades, como cuando uno siente la llamada de la naturaleza en mitad de la noche y debe bajar por la pasarela a oscuras, alumbrado por una triste linterna, para luego tener que volver a subir aún medio dormido, pero para desconectar del mundo un par de noches, dormir en la copa de un árbol es perfecto.

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