Boltaña es una pequeña localidad situada estratégicamente en la Comarca del Sobrarbe, en el corazón del Pirineo Aragonés. Bañada por el río Ara, este histórico pueblo esconde un pequeño tesoro, el Hotel Monasterio de Boltaña.
Un hotel que abre sus puertas en un antiguo monasterio fundado en 1651 y que fue reconvertido en un hotel de referencia de la cadena Barceló. Entre sus piedras llenas de historia, y nada más atravesar las puertas del hotel, nos sorprende el claustro del antiguo recinto monástico, en torno al cuál se estructura la parte más antigua del complejo.
Precisamente, esta es la parte que tiene más encanto dentro del conjunto del hotel. Con paredes construidas en canto de río, en torno al claustro de piedra se disponen las zonas comunes y algunas de las habitaciones del hotel. Para evitar las inclemencias del tiempo, el claustro se ha cubierto con un lucernario de cristal del que cuelgan varias lámparas de forma cuadrada.
En esta zona contrasta enormemente la antigüedad de la piedra con una decoración traída directamente desde Bali. Los muebles, las esculturas y los objetos decorativos traídos directamente desde este país asiático salpican las galerías de este viejo claustro, creando acogedores rincones que invitan a disfrutar de una tertulia o a leer un libro tranquilamente. Por si te gusta este tipo de muebles, en una tienda de Boltaña venden muebles y objetos que fueron traídos desde Bali cuando se inauguró el hotel.
En torno al claustro se encuentran algunas de las habitaciones con más encanto, ya que están instaladas en las antiguas celdas de los monjes y se han personalizado con con cabeceros de piedra o de madera, entre otros detalles.
Una de las cosas que más me gusto de este hotel fue el tratamiento que le han dado a la luz. Una luz ambiente muy agradable a la vista y que invita al relax en las distintas estancias. En espacios como el restaurante Marboré, los interioristas han instalado lámparas que cuelgan del techo diseñadas con huevos de avestruz, mientras que hay otras lámparas de sobremesa de forma ovalada que han sido creadas con tripas de cerdo.
Además, y como complemento al propio hotel y por si te apetece relajarte después de un día de excursión conociendo los pueblos de la comarca o disfrutando de la naturaleza en el cercano Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido, el hotel también dispone de un agradable y completo spa con vistas al río Ara.
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