No sé si vosotros lo habéis observado pero en España no les prestamos mucha atención a la entrada de las casas. Más allá de una cómoda o un paragüero las entradas de nuestras casas aparecen desnudas, sobre todo en comparación con otras europeas que vemos por ahí. Hoy os traigo una reforma de un hall de una casa de lo más interesante, ya que partimos de un espacio bastante soso y llegamos a otro más acogedor y con mucha personalidad.
En el "antes" podéis ver un hall totalmente blanco en el que las paredes aparecen con papel pintado de varias texturas que, si bien llena el horror vacui, no es suficiente para que la gente se sienta cómoda. Un plafón en el techo (que podéis ver desmontado en el suelo) y un espejo en el lateral son, junto con la alfombra (un poco sucia según parece) los únicos adornos que tenemos de partida.
Como veis en el "después" lo que más llama la atención es que han instalado un zócalo blanco y por encima han pintado de un verde apagado. Solo con eso han logrado una frescura y una personalidad que antes no teníamos aunque la clave, como siempre, está en los complementos.
Fijáos en cómo cambia todo con la nueva lámpara y por supuesto con los cuadros y perchas para dejar las cosas cuando se entra desde la calle. Se ha puesto nuevo también el suelo (imagino que es porque han hecho reforma de toda la casa) aunque este no es el cambio más notable. Para mí el "después" es todo un acierto, aunque habría previsto algún lugar para dejar también los zapatos y que no haya que pasar con ellos hasta el fondo.
Vía | Young House Love En Decoesfera | Vestíbulos de estilo nórdico
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