Hace ya bastante tiempo, nuestro lector Javier nos enseñó cómo hacer un centro de mesa navideño con los restos del árbol de Navidad, y hoy comparte con nosotros cómo ha cambiado su pasillo con un poco de pintura bien elegida y algunos retoques más.
Javier ha tenido a bien no usar los odiosos trucos del antes y el después, y las fotos del antes están bastante bien tomadas, a la misma hora del día que tomó las del después, y sin añadir desorden o encuadres extraños. Así, en el antes vemos un pasillo-recibidor pintado en dos tonos anaranjados (calabaza y melocotón), con unos cuadros bastante feos y un telefonillo muy antiguo.
Tras pasar por sus manos y el rodillo de la pintura, el espacio ha cambiado completamente. Se han escogido dos tonos más neutros, como el ocre (para la parte superior) y el marrón astracán (para la inferior), que combinan muy bien entre sí y con la estantería del fondo, amén de transmitir serenidad y elegancia.
También se han cambiado los cuadros por dos marcos oscuros con fotos propias, que liberan parte de la pared y hacen que el espacio resulte más amplio y menos agobiante. El telefonillo ahora es uno más moderno, aunque como fan declarado de lo vintage, no me hubiera molestado que conservara el original.
Muchas gracias a Javier por compartir con nosotros el cambio de su casa. Y si vosotros queréis enseñar vuestra casa, o parte de ella, o algún rincón del que os sintáis orgullosos, podéis hacerlo a través del formulario de contacto.
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