No soy muy amigo de nuestra sección de malas ideas. Me gustan las críticas positivas y no las destructivas, pero a veces más vale señalar un fallo que callarse y sufrir con las consecuencias, como es el caso de esta mesa de trabajo demasiado alta.
Jacqueline, cuya profesión es fotógrafa de bodas, decidió transformar una antigua habitación de bebé en su despacho, que también hace las veces de cuarto de invitados. Lo hizo con mucho gusto y un toque retro muy interesante --la alfombra es preciosa--, solo que en mi opinión eligió la mesa equivocada para su cometido.
En vez de una mesa de despacho convencional, decidió montar una mesa alta con una tabla de madera similar al de las cocinas, sustentada por cuatro largas patas de acero cromado. Según ella, esta solución le permite trabajar de pie y sentada, lo cual no deja de ser cierto, aunque le veo bastantes inconvenientes.
Desde el punto de vista estético, una mesa tan alta rompe la armonía de la habitación. La proporciones de la mesa dejan de ser las adecuadas --un efecto reforzado por las patas escogidas-- y el taburete frente a ella cobra un protagonismo que no se merece. Además, al quedar el ordenador a la altura de los ojos, parece más grande todavía.
Luego está la cuestión puramente ergonómica, y es que sentarse en un taburete a trabajar es la peor de las decisiones que se pueden tomar. En cuanto pasas unas pocas horas en el despacho, te das cuenta de que cada céntimo invertido en una silla de calidad, con respaldo adaptable y altura ajustable, se convierte en un alivio para tu espalda.
Eso no quita que la transformación del espacio sea digna de admirar. Me encanta la combinación de la madera y el blanco con los detalles de color, como la alfombra amarilla, la papelera roja o el cocodrilo verde, pero creo que una mesa a una altura convencional sería lo mejor tanto a nivel formal como funcional. Y si necesitaba una zona para trabajar de pie, también podía haber diseñado una mesa a dos alturas, que no es una idea descabella.
Vía | Design Sponge En Decoesfera | Una mala idea: decorar con piedras alrededor de la bañera
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