Si tienes la suerte de tener una habitación libre en casa, bien iluminada y decides aprovecharla como despacho puedes darle una doble utilidad que aprovechará toda la familia integrando una biblioteca.
La solución perfecta es utilizar la pared de detrás del escritorio para colocar una librería amplia que ocupe todo el alto de la pared, donde poder colocar además de los archivos y material del despacho nuestros libros.
Para leer lo mejor es reservar unos metros de luz natural junto a la ventana, si la tiene, o una esquina donde poder colocar una lámpara de pie adicional que sea cómoda para la lectura, y un sillón.
Lo demás ya es todo cuestión del espacio de que dispongas, una buena idea es una mesa auxiliar o un puf que podrás utilizar también como asiento cuando lo necesites, un revistero si prefieres las revistas, o si tienes niños una segunda librería, para ellos, que también disfrutan de la lectura y pueden aprovechar ese espacio para estar contigo. En resumen todo es cuestión de las necesidades. Pero no tienes que limitar la habitación a un único uso, sobre todo si es tan fácilmente combinable.