Llevo unos días resistiéndome a enseñaros este escritorio plegable y minimalista, de nombre Deskbox (mesa-caja, traducido literalmente). No es que no sea bonito, que lo es y mucho, pero para ser un escritorio plegable, que se supone que es para ahorrar espacio, la verdad es que ocupa mucho sitio cuando no se usa.
Cerrado, parece una pequeña mesita, casi como una estantería a media altura. Si no supiéramos la función que oculta, podría pasar por un mueble de recibidor, en el que dejar las llaves al entrar a casa. La combinación de metal blanco y madera clara, unido a la ligereza que le aporta estar suspendido, lo hacen muy atractivo.
También resulta muy elegante la forma que tiene de desplegarse, mediante un mecanismo que mantiene la superficie siempre plana, para que nada de lo que tuviéramos apoyado se caiga. Sería más bello aún el movimiento si se deslizara en vez de desplegarse --podéis ver el proceso en la galería-- porque así parece indicarlo la diagonal en el lateral.
Otra de las pegas que le veo es que no se gana mucho espacio con el escritorio una vez abierto. Da para un portátil no muy grande, el ratón, y no muchos papeles. Igual también cabría una pantalla en la parte fija, y usar la abatible para colocar el teclado, pero no habría mucho sitio para poner papeles.
Aunque claro, es un escritorio plegable y minimalista, tampoco hay que pedirle peras al olmo. Lo que sí que me encanta es como las cosas se quedan ocultas en su interior cuando lo cerramos, para un desordenado crónico como yo, es un regalo del cielo.
Vía | Fubiz Más información | Raw Edges En Decoesfera | Una buena idea: una pared cuadriculada
Ver 1 comentarios