Pienso que la arquitectura se torna interesante cuando se muestra éste doble carácter: la máxima simplicidad posible y, a la vez, toda la complejidad de que pueda dotársela. Palabra de Tadao Ando.
Tal vez no debiera haber empezado el post con una cita tan buena, poco o nada de lo que yo diga ahora va a ser tan claro y conciso, pero es que es perfecta para explicar la casa Koshino, que el arquitecto japonés construyó a las afueras de Asiya en 1980.
Se podría decir que Tadao prácticamente diseña con y para la luz. Es su herramienta y motivo principal; todo gira en torno a ella. Para no robarle protagonismo, los materiales se limitan a la mínima expresión; hormigón visto, acero y vidrio. Si a eso le añadimos unas formas geométricas puras y contundentes, el conjunto resultante es de una gran solemnidad y austeridad, creando espacios de meditación, serenidad y espiritualidad.
Se trata de una vivienda de medidas generosas, situada en una pequeña ladera arbolada de un barrio residencial. Esta leve inclinación permite enterrar parte del edificio y así aislarlo del exterior, insistiendo en la idea de espacios recogidos y tranquilos.
El proyecto se resuelve con tres volúmenes; el primero, en forma de media luna y prácticamente enterrado por la ladera, alberga un pequeño estudio, el segundo, de dos alturas, aloja los espacios públicos y el tercero, más bajito y alargado, se abre hacia el bosque para otorgar privacidad a las habitaciones. Transversalmente, un pasillo subterráneo une las tres piezas.
Pero, como ya he mencionado, lo importante aquí no es la distribución, los materiales o el aspecto exterior, la clave está en la luz. Es impresionante como consigue que un minimalismo tan brutal resulte acogedor únicamente a través de la iluminación, con un estudio cuidado de las aberturas y el soleamiento, para que en cada lugar haya la luz correcta en el momento adecuado.
La luz lo inunda todo y dota de vida a la casa, convirtiendo en bello aquello que baña y generando todo tipo de emociones a aquel que la contempla.
Además cada espacio tiene unas proporciones perfectamente escogidas, con vistas cuidadosamente seleccionadas. Es una vivienda diseñada para la contemplación del alma, donde prima las sensaciones en su interior, pero a la vez fiel a los principios del movimiento moderno. Hay una geometría clara, una jerarquía de las estancias y un orden que lo rige todo, pero a la vez parece que cada lugar ha sido diseñado para sí mismo.
Creo que ahí reside la clave del buen minimalismo, aunar sencillez y complejidad. No es fácil conseguirlo, ni tan siquiera es fácil apreciarlo, pero cuando se revela ante ti, es de una belleza sobrecogedora.
Imágenes Vía | Arquiqué y MatnieHaus En Decoesfera | Casas con nombre: The Farnsworth House