Vivir en un loft

Vivir en un loft
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Considero, y sé que me traerá problemas decirlo, que la fidelidad está sobrevalorada. También creo que la monotonía y la rutina se olvidan como motivo más habitual de crisis y rupturas. Está estadísticamente demostrado que cambiamos de vivienda varias veces a lo largo de nuestra vida. ¿Os habéis planteado dejar vuestro techo habitual para pasaros a un loft? Vivir en un loft puede parecer muy moderno, romántico o bohemio. Pero lo cierto es que la opción de habitar uno de estos locales industriales o comerciales convertidos en hogares puede no ser tan apetecible si consideramos los cambios de temperatura y los ruidos.

El concepto de loft como vivienda proviene de Nueva York. En los años setenta locales industriales en desuso fueron ocupados en buena parte por artistas que los empleaban como taller y vivienda. Un loft auténtico consiste en techos altos y el mínimo número posible de tabiques. Debido a su origen industrial tiene como elementos estructurales el acero, aluminio, vidrio, hormigón, caravista, etc. Los ocupantes que desean crear la atmósfera de un loft propiamente dicho, también emplean estos últimos materiales en la decoración, aunque si se prefiere dar un aspecto moderno pero no tan radical, pueden utilizarse materiales menos fríos como madera, piedra, moqueta, o pintar el ladrillo caravista, entre otros, ya que este tipo de espacios permiten innovar con cualquier material como pueda ser el plástico reciclado o el vidrio laminado para crear paredes interiores.

Suelo, luz y color, son buenas herramientas para separar ambientes. Cuanto mayor es la superficie, más importante resulta jugar con ellas. En cuanto al color, se puede utilizar una misma gama cromática o crear contrastes vistosos. Los acabados y texturas más industriales son también decorativos: por ejemplo aplicar a una pared una capa de yeso con tacto sedoso, o todo lo contrario, instalar paneles de plástico ondulado o de acero galvanizado.

Su existencia en España es relativamente reciente. La razón principal de su aparición en las ciudades españolas se debe, principalmente, a un cambio en la sociedad donde el teletrabajo es una realidad, los precios de las viviendas están desorbitados y las familias son cada vez menos numerosas.

¿Habéis escuchado que existen problemas legales con algunos lofts? Es cierto. La única tipología de loft que debería estar permitida es la que se localiza en antiguas zonas industriales degradadas cuyo fin último es la reactivación. La falta de una normativa específica en la materia ha provocado, que en la mayoría de los municipios españoles se cree un estado de incertidumbre entre los profesionales del sector.

Colorín, colorado, el cuento de los lofts se ha acabado.

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