Una de las cosas que más envidiaba de mis amigos en el colegio era que muchos de ellos se iban a pasar algunos fines de semana y las vacaciones de verano en el pueblo, de donde siempre volvían con anécdotas relacionadas con animales de granja —algunas un poco truculentas— que yo no podía disfrutar en el acomodado chalet de mi abuela.
Probablemente si en mi infancia hubiera estado más cerca de gallinas, conejos, cerdos y demás, no me fascinaría tanto este corral con estilo para gallinas urbanitas, que me permitiría tener una mini granja con la que disfrutar de huevos frescos cada mañana sin que el diseño de mi terraza —o jardín— se resintiera un ápice. La idea se le ocurrió a Matthew Hayward, ingeniero y diseñador de muebles, cuando se dio cuenta que sus amigos no conseguían encontrar un gallinero que encajara con la decoración de sus terrazas.
The Nogg, que es el nombre del invento, está fabricado en cedro, una madera perfecta dadas sus propiedades antibacterianas y fresco olor, y la forma de huevo es perfecta para hacer referencia a su función. La única pega es que se fabrica por encargo y que su precio, dos mil y pico euros, da como para comprar huevos durante mucho mucho tiempo.
Vía | Design Sponge
Más información | Nogg
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