La iluminación con velas produce unos matices que la luz eléctrica no puede imitar. Un fondo de intimidad, el centellear de las llamas o el reflejo de estas sobre la cera líquida de la base, las convierten en una fuente de iluminación mágica. Iluminar con velas es un buen recurso para conseguir ambientes muy especiales llenos de misterio, y puestas en escena llenas de efecto.
Este candelero llamó mi atención desde lejos, ya que en un ambiente de moderada oscuridad se destacaba majestuoso con su forma casi fantasmal. Las llamas parecían flotar sobre los ríos de cera que una vez vertidos, habían quedado petrificados en el camino. La luz de las velas inferiores lo iluminaba casi por completo haciendo que inevitablemente nuestra vista se posara constantemente en él.
El invento es bien simple, unos tubos de metal nacen de la superficie en distintas alturas, y sobre ellos se colocan las velas, dejando que la cera derretida vaya formando poco a poco formas caprichosas. A medida que se vayan encendiendo y agotando velas, la luminaria irá teniendo un mayor grosor, cubriendo los tubos metálicos casi por completo. El efecto que se termina consiguiendo es impactante y mágico.
No es la primera vez que veo algo parecido, ya que en algunos lugares he visto candeleros parecidos casi de cuerpo entero, colocados directamente sobre el suelo y alcanzando una altura de 1,20 cm. Pero estamos hablando de lugares como restaurantes, en los que se pueden permitir este tipo de montajes. Para una casa normal podemos reproducir la idea pero en unas dimensiones mucho más modestas.
Para imitar este look, hay que hacerse con una base suficientemente sólida para que las velas se mantengan firmes y no se muevan. Hay que tener en cuenta el lugar donde se va a emplazar, protegiendo las superficies para que no se ven dañadas por la cera caliente. Un candelabro pequeño con varios brazos colocado sobre una base de madera o metal puede ser una buena base para experimentar, si no se quiere dedicar un gran espacio. Las velas deberán ser del mismo color para que el conjunto resulte armónico
Se requiere paciencia, pues este invento no se puede hacer en dos días, y la cera siempre tiene que caer de manera natural, pues de lo contrario el efecto no sería el mismo. En el restaurante en el que lucía este conjunto, me comentaron que suponía un gran gasto en velas y que llegado un punto, a veces se veían obligados a retirar algo de cera para evitar que creciera en exceso.
Por último algo muy importante y de sentido común: nunca dejaremos prendidas las velas si no estamos presentes en la habitación y evitaremos encenderlas cerca de materiales inflamables, la seguridad está por encima de la estética.
¿Dónde?
En el restaurante Clericó Centro de Ocio Heron Diversia Carretera de Burgos A1 km. 16 Alcobendas-Madrid
En Decoesfera | Decoración en la calle
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