En las series y películas muchas veces vemos viviendas con grandes vestidores en los que se pueden guardar un montón de conjuntos de ropa y de zapatos. Luego volvemos a la realidad y en nuestra casa la mayoría tenemos un armario normal y corriente en el que nunca cabe todo o al menos no tan bien ordenado como nos gustaría.
Una propuesta a medio camino entre el armario simple y el vestidor es el walk-in closet, que aunque cuando está cerrado parece un sencillo armario, cuando se abre se convierte en el soñado vestidor. Entre sus ventajas están el que permita tener la ropa mucho más ordenada por la distribución de su interior pero en algunos aspectos también puede tener inconvenientes.
Aunque cuando está cerrado el walk-in closet ocupa más o menos lo mismo que un armario convencional, al abrirlo ocupa mucho más que el típico armario de puertas correderas. No tendría sentido tener un armario así en la habitación si no podemos abrirlo, así que su colocación condiciona enormemente la elección del resto de los muebles.
Si nuestra habitación ya tiene armario empotrado no vamos a incluir dos armarios en ella y si es demasiado pequeña un walk-in closet no nos cabrá, porque en una habitación reducida no podremos abrirlo. Así que en realidad su interés está en habitaciones en las que cabría un vestidor, pero que gracias al walk-in closet quedarán más desahogadas.
La idea es que un vestidor resta mucho más espacio al dormitorio, un walk-in closet resta este espacio solo cuando lo estamos utilizando, pero no durante todo el tiempo. No es que sea un vestidor gigante, pero tiene un tamaño razonable y sin duda permite tener la ropa más ordenada y fácil de encontrar. Digamos que aunque no sea apto para todo tipo de habitaciones el balance global de sus ventajas e inconvenientes es positivo.
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