La zona destinada al descanso nocturno debe ser acogedora, y esto es muy fácil de conseguir cuando se dispone de una habitación independiente con este fin. Pero colocar una cama en un solo ambiente en el que se vive, trabaja y cocina, entraña cierta dificultad. En Decoesfera hemos visto muchas maneras de hacerlo, utilizando estantes que aíslen la cama o tarimas que la eleven creando un plano diferente, pero hoy veremos un ejemplo en el que se ha aplicado de manera magistral una idea tan sencilla como buena, utilizar un juego de tres cuadros que diferencian este espacio del resto de la habitación.
El apartamento ocupa una habitación de poco menos de 25 metros cuadrados, en la que se conjugan varias zonas diferenciadas y, obviamente, muy cercanas unas de otras. La cama está situada en un extremo, junto a la ventana, en la que hay una mesa dedicada a múltiples funciones, y la zona de trabajo y relax. El blanco es el denominador común de todos los complementos y muebles, y de no ser por la solución aplicada, la cama hubiera quedado difuminada en el resto de la habitación.
Para darle calidez y aislarla de una manera visual, se ha optado por colocar tres cuadros de igual tamaño que el cabecero de la cama, dos en las paredes y uno en el techo, cerrando una pequeña cúpula sobre el lecho. Los tres lienzos, diferentes pero unificados por similares motivos e iguales tonalidades, forman una sección de cubo que acoge y diferencia esta esquina.
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