Joana Costa
EditorNo todo lo funcional tiene que ser aburrido. Y este joyero de Tiger lo demuestra. Más que un soporte, parece un pequeño árbol de metal poético. No por casualidad, su diseño evoca más a un gesto que a una estructura.
Fabricado en metal, este joyero cuenta con ramas finas y delicadas, base redonda y proporciones equilibradas. Permite colgar collares, anillos, pulseras y pendientes sin enredos ni acumulación. La clave es su ligereza visual.
Joyero con espejo
Su silueta se integra en cualquier tocador, cómoda o estante sin robar protagonismo, pero aportando delicadeza. Incluso vacío, funciona como objeto decorativo. No estorba: acompaña.
A diferencia de cajas cerradas o estuches opacos, este modelo permite ver lo que tienes y usarlo más. También ventila mejor y evita que las piezas metálicas pierdan brillo por exceso de humedad.
Además, su montaje es simple, su precio accesible y ocupa poco. Es fácil de limpiar y, al no tener mecanismos, no se rompe fácilmente, pues es una pieza pensada para durar y permanecer sobre el tocador.
Ideal para espacios clásicos
Funciona especialmente bien en habitaciones de aire minimalista, pero también en decoraciones vintage o románticas, pero sobre todo para espacios de corte clásico. Su neutralidad formal lo hace versátil y atemporal.
Al final, lo que parecía un accesorio más, se convierte en un microescenario que, por solo 12 euros, donde las joyas descansan y se exhiben como parte de la decoración. Poesía visual sin exceso.
A veces, la belleza está en lo útil. Y en lo bien diseñado que pasa desapercibido hasta que te hace falta o hasta que alguno de los nuestros repara en lo delicado de nuestra puesta en escena.
Fotos | cosmin1189 para Freepik, Flying Tiger
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