La verdad es que las mantas son una de mis debilidades en decoración, me encanta verlas sobre el sofá en el salón, a los pies de la cama en los dormitorios, encima de un puf, de un banco, de un baúl... No sabría decir cuantas tengo en casa, tendría que contar, pero estoy segura de que más de media docena, de mohair, de algodón, acrílicas... cada una tiene su encanto y lo mejor, variar en los colores.
Me ha encantado la colección de Caroline Flueler de complementos para el otoño y el invierno que además de mantas, incluye también cojines entre otras cosas que después veremos, se trata de un diseño a rayas de diversos colores, verdes y azules, lilas y rojos o algo más neutro en grises y marrones, me gustan todos los modelos, perfectos para dar un toque alegre y diferente a cualquier habitación.
Y lo que incluye la colección además de las mantas y los cojines, para completar el kit para estaciones frías son las tradicionales bolsas de agua caliente, pero con el mismo diseño, monísimas para colgar en cualquier sitio y tenerlas a la vista siempre a mano, resultarían de lo más decorativas.
Aunque reconozco que hace años que no utilizo porque hoy en día hay ya otras opciones como por ejemplo los sacos de arena que se calientan en el microondas y que son más seguros, porque no tenemos el riesgo de que se salga el agua con peligro de quemadura, este verano los he visto también de colores muy bonitos en un mercado medieval.
Pero la bolsa de agua caliente a muchos nos trae recuerdos de la infancia, así que aunque no la vayamos a utilizar mucho, puede tener su gracia tenerla en casa, es el complemento ideal para frioleros nostálgicos.
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