Una mala idea: una mesa con platos incorporados

La opinión acerca de si algo es o no una mala idea es muchas veces algo subjetiva, tal vez algunos opinéis que el poder prescindir de vajilla, y tener todo incluido en la mesa sea una suerte, de hecho, cuando se ve la mesa con la comida servida directamente sobre ella, la mesa blanca, son sus piezas de cerámicas sobre estructura de madera, con la comida bien colocada… La imagen puede parecer agradable, pero hay que pensar un poco más allá.

Me refiero al terminar, cuando veáis la foto de como queda la mesa después de haber comido, yo creo que coincidiréis conmigo en que la idea no era tan buena, además esas piezas cerámicas de gran tamaño, a modo de platos incorporados, tal vez no quepan en todos los lavaplatos y haya que lavarlas a mano, por o hablar de la posibilidad de que alguna de ellas se rompa y haya que sustituirla, quiero pensar que la firma fabricante tendrá repuestos…

La cuestión es que yo cuando en principio vi esta imagen de la mesa recién servida, con sus platos separados, con sus colores, con todo tan bien colocadito… pues no me pareció que la idea fuese tan mala, pero después pensé en que la comida se acaba y viene la sobremesa y ¿que haces? ¿retiras los “platos“ y te quedas sin superficie útil en la mesa?... Los problemas comienzan ya cuando se quiere servir el postre o el café, no hay espacio en esa mesa para ello.

Por todo ello he llegado a la conclusión de que la idea es mala, no soluciona ningún problema de espacio, que no se pueda resolver con una vajilla en condiciones y nos genera otros muchos, como la necesidad de otro espacio para postres y cafés o la de tener que limpiar ese desastre no se como y es que no os perdáis la foto de como queda la mesa después de comer… Os dejo que os recreéis en ella.

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