La vajilla de Maisons du Monde que podría pasar por auténtica de Talavera

Una colección que recrea el aire de las verdaderas vajillas de Talavera y que conquista a las mesas familiares estas fiestas

Mesa navideña
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Joana Costa

Editor

Hay objetos que parecen venir con banda sonora propia, y la vajilla de Talavera es uno de ellos: suena a sobremesa larga, a guisos lentos y a casas donde siempre hay sitio para uno más, aunque se sume a última hora. 

En ese imaginario se mueve una colección de Maisons du Monde, un juego de platos y vasos que, sin ser artesanía talaverana, imita su espíritu hasta el punto de que puede ser, para estas fiestas, uno de los mejores regalos.

Fondo luminoso y decoración azul

La clave está en el diseño: fondo blanco luminoso y decoración azul inspirada en motivos vegetales, muy en la línea de la cerámica tradicional que hizo famosa a Talavera de la Reina. El conjunto mantiene ese equilibrio entre lo decorativo y lo funcional que tanto gusta en las vajillas de siempre, con un dibujo que recuerda a la loza talaverana pero adaptado al catálogo de una firma de decoración accesible y presente en muchas ciudades.

Para muchas familias, la escena es reconocible: una vajilla buena que llegó a casa como regalo de boda de los abuelos, fuentes que han ido desapareciendo con los años y solo unos cuantos platos hondos resistiendo en la alacena. 

Aire de tradición

Esta colección, Juliette, permite algo parecido a completar aquel menaje perdido, devolviendo a la mesa un aire de tradición sin necesidad de invertir en un servicio artesanal completo ni de perseguir piezas antiguas en el mercado de segunda mano o en los mercadillos de carretera.

Vajilla Juliette La vajilla al completo

El juego de Maisons du Monde incluye platos llanos, a 6,99 euros la unidad, de presentación, a 22,99 euros, de postre, a 5,99 euros la unidad, y tazas, a 5,99 euros, con su correspondiente platillo, todos con el mismo motivo azul sobre blanco. 

Vista en conjunto, la mesa gana una presencia muy similar a la de una vajilla clásica de Talavera: repetición de estampado, flores estilizadas y un dibujo lo bastante contenido como para no saturar. En realidad, son piezas pensadas para usarse, no para quedarse encerradas en una vitrina polvorienta.

Vajilla Juliette Un plato llano

Pese a la inspiración nostálgica, el conjunto llega con un punto fresco y actual. El estampado es fino, regular y limpio, lo que ayuda a que funcione igual de bien sobre un mantel de lino neutro que sobre uno estampado más atrevido. Esa mezcla de tradición visual y limpieza de líneas hace que la vajilla se adapte tanto a la comida diaria como a una celebración en torno a una mesa larga en Navidad o cumpleaños.

Por piezas

Otra ventaja es que puede comprarse por piezas, algo muy útil para quienes quieren empezar poco a poco o completar lo que ya tienen en casa. Un par de platos llanos para elevar los menús cotidianos, algunos de presentación para los días especiales y tazas para los cafés de después.

Colección Juliette Taza de la colección Juliette

En realidad, la lógica es la misma que acompañó a la cerámica de Talavera durante décadas: objetos resistentes, pensados para uso continuado y que aguanten bien el paso del tiempo sin perder presencia en la mesa.

En el relato familiar que acompaña a este regalo, la vajilla funciona casi como un puente entre generaciones: conecta la elección de un abuelo que paró en Talavera de la Reina al volver de la mili con la de una hija que recurre ahora a una cadena de decoración para recrear ese mismo escenario sobre la mesa del comedor. 

Colección Juliette Plato de presentación

La emoción de la madre al recibir el conjunto no tiene tanto que ver con el precio como con la sensación de recuperar una memoria compartida que iba desapareciendo a medida que se rompían platos.

Para quienes miran las fotos y piensan que les suena a vajilla de toda la vida, esa es precisamente la idea. Esta colección ofrece una forma sencilla de acercarse a la estética talaverana sin salir de una tienda conocida, manteniendo los códigos visuales que han hecho reconocible esa cerámica: blanco luminoso, azul protagonista y un dibujo que viste la mesa sin resultar recargado. Es un guiño a la tradición que demuestra que, a veces, un juego de platos con estilo talavera puede emocionar más que cualquier gadget de última generación.


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Foto | Maisons du Monde

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