Decorar espacios pequeños es todo un arte, y sobre todo cuando se hace con buen gusto sin caer en el abigarramiento hay que analizar despacio los detalles para poder imitarlos. Hoy os propongo un pequeño apartamento en París en el que la cocina y el salón están en el mismo espacio pero que están claramente separados por la decoración.
Lo que más me gusta de este apartamento es el techo de madera, que es una preciosidad, y me parece un gran acierto que lo hayan respetado y que hayan elegido piezas que parecen más antiguas de acuerdo con ese estilo. Fijáos por ejemplo en el espejo sobre la chimenea y en la lámpara de pie que no nos extrañaría encontrar en una película de época o en el cuarto de alguna heroína romántica.
El sofá, en cambio, tiene un estilo más moderno y anguloso mientras que a la derecha vemos una butaca de Starck. Observad cómo han elegido tonos similares para dar unidad a la escena y, aunque el ocre es el rey, los dueños de la casa se atreven con algún verde o con el rojo que vemos entre las líneas.
Observad también cómo el centro de la zona de tertulia es una mesa transparente como la que nos presentaba esta semana mi compañera Raquel y que han dejado todo el protagonismo a la mullida alfombra que sin duda protegerá la casa del frío del invierno parisino. Otro gran acierto que vemos en este espacio es el aprovechamiento de los vanos de las ventanas para poner unos bancos con los que se puede prolongar la zona de tertulia o se pueden usar para leerbajo la luz del sol.

Sobre estas líneas tenéis la parte de la cocina, en la que se ha respetado el tono ocre que hay en el resto de la casa y en la que han puesto unos muebles modernos sin tiradores. El gran fallo de esta parte es la lámpara Zeppelin de Marcel Wanders, que tiene pinta de llenarse de grasa en un ambiente donde se cocina.
En resumen, aquí tenemos una casa llena de pequeños detalles con mucho estilo en los que se nota que no se han puesto piezas al azar, sino que todo está estudiado al milímetro para crear un ambiente moderno y acogedor. Si me tuviera que quedar con una cosa, me quedaría con la iluminación repartida en varios puntos y que es muy importante para el conjunto. La elección de las lámparas, que son vanguardistas pero ancladas en el pasado me parece un gran acierto en una casa cuyo techo son unas vigas de madera.
¿Con qué os quedaríais vosotros? ¿Le veis algún fallo? A mí me cuesta encontrarlos en este ambiente.
Imágenes vía | Apartment Therapy
En Decoesfera | Puertas abiertas: un despacho femenino
Ver 6 comentarios
6 comentarios
todo en un dia
Pues a mi cada vez me gusta mas tener la cocina unida al salón, por muchos motivos, sobretodo porque se suelen crear espacios más amplios, si bien es cierto, el tipo de familia define un poco las ventajas y desventajas...si vives solo creo que es más práctico, aún así yo lo recomiendo para todo tipo de familias. Con respecto a la discursión por decirlo de alguna manera,:) y sin que se me enfade nadie, estas navidades fui a comer a casa de mis padres, con cocina separada, y la verdad es que entre abrir y cerrar la puerta de la cocian, el olor era el mismo en toda la casa...osea que casi prefiero cocina y comedor en uno. Hoy en día al menos en mi caso cocino poco y prefiero las comodidades que me ofrece tener una cocina integrada en el salón. pd:una buena campana es imprescindible.
rologa
El apartamento me parece precioso pero estoy de acuerdo en que la cocina unida al salón no es nada práctica, a no ser que comas y cenes siempre en el restaurante ;)
parafinuca
Precioso. Sólo veo un fallo y sólo desde el punto de vista español-francés, y es la cocina. La unión cocina-sala de estar es típicamente del Norte de Europa, e importada estúpidamente a España-Francia no sé bajo qué motivos (supongo que estéticos, o snóbicos). La diferencia de por qué en un sitio es comprensible, y en otro es una estupidez es clara: cómo se cocina en cada país. En el Norte de Europa se usa el cocido y el hervido de alimentos, si no se toman directamente crudos (caso de salmón ahumado, o cosas más duras como el brécol, por poner dos ejemplos), lo cual es una cocina sin olor, o prácticamente sin él. En Francia, y sobre todo en España, SE FRÍE, y ambas cocinas son altamente olorosísimas. Yo no conozco campana, por potente que sea, que impida que el olor de una cocina española-francesa llegue a los tejidos de una sala de estar (si en los restaurantes en la pre-sala a la cocina ya huele a comida, y ahí de campana van sobrados, os podeis imaginar en una casa). Así que el apartamento es una auténtica preciosidad, pero yo, particularmente, soy partidario de cocina separada en según qué país. De hecho a mis clientes les suelo explicar ésto mismo cuando me piden cocinas como la de la foto, y suelen entrar en razón muy rápidamente.
Siento el rollo macabeo, pero me parece interesante que la gente lo sepa.