Esta es una de esas casas que te generan algo de ansiedad. Por su belleza, por el aprovechamiento de los espacios, por la amplitud de los mismos, por su ubicación...
Y es que esta casa lo tiene todo. Está situada en un edificio del siglo XIX en el Eixample barcelonés, y es el resultado de la unión de dos antiguos pisos que como resultado han dado esta casa de nada más y nada menos que 300 metros cuadrados.
La casa, tal cual podemos verla hoy, es fruto del trabajo de la interiorista Marta Castellano, y del estudio de arquitectura Serrat Tort.
Durante la reforma, se intentó mantener la esencia de estas viejas casas, conservando esa espectacular chimenea que probablemente sea en lo primero que os habeis fijado, los techos de bóveda catalana, o el ladrillo visto de las paredes, además de algunas molduras, columnas y carpinterías que habían sobrevivido a anteriores reformas.
El mobiliario, como ves, es de lo más ecléctico, mezclando con un acierto total piezas nórdicas, industriales, bohos, rurales... todo ello combinado en una casa con mucha luminosidad gracias al blanco imperante en paredes, suelos y en parte del mobiliario.
¿Qué os parece esta casa? A mí desde luego me parece una auténtica maravilla por la combinación de texturas, materiales y estilos en un espacio único y lleno de luz.
Más información | Marta Castellano
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