El interiorista Mikel Irastorza firma este piso en San Sebastián de hechuras clásicas que rejuvenece gracias a una decoración fresca y atrevida a la vez que elegante.
El mérito del interiorista es precisamente conseguir que la mezcla de colores y de estilos en los muebles funcione, creando espacios equilibrados y vivibles pero que al mismo tiempo no pasan desapercibidos.
Espacio abierto para la cocina, comedor y salón
Como viene siendo habitual, en este piso de 95 m2 la cocina se ha abierto al salón comedor y a la luz, eliminado los tabiques que los separaban.
La isla de cocina, a la que se le acoplado la mesa de comedor creada a medida con la misma piedra que la encimera, sirve de elemento separador para zonificar el salón con la cocina y comedor.
Para integrar de forma fluida la cocina al salón se han usado colores neutros en su diseño. Con muebles blancos y grises y una encimera de piedra gris con una potente beta, en la cocina se ha usado los mismos tonos que en las piezas más importantes del salón pero a la vez queda enmarcada por unos papeles pintados que aportan color y fuerza a este espacio.
En la parte superior de los muebles de cocina unos papeles pintados de diseño art decó en blanco y negro enmarcan la cocina a los lados, y en el centro se ha colocado un papel con distintos colores (azules, naranjas) cuyo motivo se repite en un pared de la cocina en forma de cuadro creando un efecto de "cocina joya" cuyo diseño atrae todas la miradas.
El salón en tonos neutros y elegantes
Un aparador en blanco y negro de estilo art decó sirve de transición entre el comedor y el salón. En este espacio solo hay espacio para el gris, el blanco y el negro en las lámparas, -la del comedor y la de la potente lámpara de escultórica (de Aromas del Campo) situada a un lado del sofá- , en parte del diseño de la alfombra, o en los cuadros
Destaca especialmente la mesa auxiliar redonda rayada (también en blanco y negro) con base de latón que recuerda al estilo Memphis.
La zona privada
En el dormitorio la apuesta vuelven a ser los colores y la mezcla. En la pared del cabecero un llamativo papel pintado de inspiración setentera incluye distintos tonos de verde, mostaza y rosa nude. Estos dos últimos colores son los escogidos para el cabecero (de terciopelo en mostaza) y en la ropa de cama en tonos nude.
Las paredes laterales del dormitorio en blanco están enmarcadas con las mismas molduras que el salón lo que refuerza la sensación de unidad y coherencia en la casa que se sirve de este recurso en las partes más "nobles" de la casa.
En el dormitorio infantil, sobre una base muy neutra con paredes grises y blancas, los accesorios y divertidos muebles aportan el color y transforman el espacio en algo lúdico.
Un detalle de uno de los baños con azulejo de gran formato blanco -tanto que parece pintado de blanco-, y en el que las miradas se dirigen al suelo revestido de baldosa hidráulica con un potente y elegante diseño en tonos negro y granates.
Proyecto de Mikel Irastorza. Fotografía de Belen Imaz y estilismo Pete Bermejo
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