Nada me encanta más que los proyectos de renovación de casa con arquitectura antigua que integran líneas y diseños más modernos. Esta fusión de estilos y épocas siempre me ha parecido una manera muy interesante de hacer evolucionar un espacio. Así no es necesario tener que destruirlo mientras que tampoco nos obliga a vivir en una casa u edificio de otro siglo con el que no necesariamente nos identificamos.
Todo lo anterior nos trae a esta casa de reciente renovación que me pareció el perfecto ejemplo de una fusión entre estilos clásicos y modernos. El proyecto estuvo a cargo del despacho de arquitecto neoyorquino Joeb Moor & Partners Architects y consistió en darle una nueva vida a una casa estilo Tudor construida en 1929. El resultado es bastante espectacular y nos resume la mejor manera de hacer este tipo de trabajo, respetando las mejores características de ambos estilos.
El resultado de esta transformación no da un nuevo espacio totalmente repensado que rompe la barrera entre el interior y el jardín exterior en la parte trasera de la casa. Mientras la fachada de la mansión no cuenta con grandes modificaciones, la parte de atrás es otra cosa. Las paredes exteriores han dado paso a grandes ventanales por los que pasa generosamente la luz.
Adicionalmente esta apertura hacia el exterior aumenta considerablemente la impresión de espacio y le da más vida a la parte baja de la residencia. Los salones, áreas de entretenimiento y cocina dan directamente al jardín para un mejor equilibrio de los volúmenes y de la luz.
En el interior la casa rompe igualmente con el estilo clásico de sus orígenes ya que dominan formas y colores modernos. Los tonos claros con detalles coloridos nos aportan un esquema visual muy atractivo que en lo personal me encanta.
Con la cancelación de varias paredes, los espacios interiores también se agrandan para dar mayor movimiento, mejor luz. Todo lo anterior nos da una casa fuera de lo común que reúne lo mejor de dos estilos para beneplácito de sus ocupantes.
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