Detrás de este apellido que a algunos tanto nos cuesta pronunciar, está el joven fundador de Facebook, una de las redes sociales más populares. Nacido en 1984, a sus 27 años es poseedor de una gran fortuna, valorada según Forbes en algo más de nueve billones de euros dólares. Sí, he dicho billones, con esa cara de niño y billonario.
A través de Idealista nos enteramos de que el bueno de Mark se ha decidido a dar el paso y comprar por fin una casa, ya que hasta la fecha vivía de alquiler. Y la sorpresa llega cuando vemos que la casa, a pesar de que para muchos de nosotros es un casoplón, no se ajusta a las medidas megalómanas y disparatadas a las que nos tienen acostumbrados los billonarios, sino que se trata de un edificio de algo más de 450 metros cuadrados, unas medidas modestas para cualquiera que tenga semejante cantidad de dígitos en su cuenta corriente.
Con un aspecto que recuerda al chalecito de la sierra de toda la vida, la casa está pintada de blanco y rodeada de varios porches. Un tejado de pizarra sobre una estructura sin grandes derroches arquitectónicos sella el edificio. El interior resulta más cuidado que la fachada, con una zona de salones en la planta baja, distribuida sobre un pavimento de madera que cuenta con un borde muy favorecedor y curioso.
Las paredes blancas son la dominante de esta planta, en la que se presenta una decoración neutra en tejidos claros, tendencia rota tan solo por algunas piezas de mobiliario en madera oscura. En el salón, junto a la chimenea, se forma un punto de reunión sencillo y confortable ante un mueble librería bajo integrado en la pared.
Los techos, típicos de este tipo de construcción, son imponentes, con enormes vigas y revestimiento de madera pintada de blanco, que agranda visualmente el espacio. Los salones se rodean de grandes ventanas francesas que ocupan paredes enteras, dejando entrar la luz y las vistas del jardín.
Y ya que llegamos al jardín, diremos que es una de las zonas de la casa que más nos gustan, pues ademas de contar con un terreno bastante amplio y una piscina, tiene una parte de descanso bajo techo presidida por una enorme chimenea de piedra.
La cocina es enorme, con una gran isla central que sirve de mesa de desayunos, y muebles revestidos en color verde manzana. Junto a ella un comedor de diario con capacidad para ocho personas, ubicado junto a uno de los porches de la casa.
De las habitaciones poco sabemos, tan solo conocemos uno de los cinco dormitorios con los que cuenta la casa, y con un estilo en el que nos cuesta ver al nuevo dueño. Es probable que esta decoración corresponda a los anteriores inquilinos, y que Mark Zuckerberg se tenga que emplear a fondo en la decoración de su nuevo hogar.
Por último, cabe hacer una reseña sobre el tamaño de los baños, equivalente a cuatro cocinas de protección oficial, un auténtico lujo de espacio dedicado al cuidado personal. No sé vosotros, pero yo a este chico me lo imagino los domingos envuelto en una manta tomando café en el porche, mientras pierde la vista más allá de los árboles que pueblan el jardín.
Vía | Idealista
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